(dpa) – «¡No te deprimas tanto!». Más de uno habrá pronunciado la frase alguna vez. Desde el punto de vista de los especialistas, hay que ser un poco más sensible y tener cuidado antes de pronunciar estas palabras. Es decir, no se debe llamar enseguida depresión a cualquier etapa de desgano o ánimo alicaído.
La depresión es una enfermedad grave y, sin embargo, sigue siendo a menudo minimizada.
La Sociedad Alemana de Psiquiatría y Psicoterapia, Psicosomatismo y Neurología (DGPPN) afirma que el uso coloquial del término depresión es equívoco y contribuye a quitarle peso a la enfermedad. Esto puede llevar a que los afectados no reciban el tratamiento médico necesario.
Las depresiones son muy diferentes en su impacto y transcurso. Los síntomas como la desgana, el abatimiento o las alteraciones del sueño pueden tener un fuerte impacto en la vida cotidiana de una persona, de modo que hacer frente al día a día pueda parecer imposible.
En el caso de otras personas, la depresión avanza de forma más bien discreta y marca la vida de manera más atenuada pero constante durante mucho tiempo.
En este último caso, el de la distimia o trastorno depresivo consistente, muchas personas dudan, de acuerdo con la DGPPN, en si deben buscar ayuda y acudir a un médico. Si se tiene la sensación de sufrir una depresión, se puede hablar con el médico de cabecera o directamente con un psicoterapeuta o psiquiatra.
Cuanto antes se busque ayuda, más posibilidades hay de superar la enfermedad, según la DGPPN.