Berlín, 8 ene (dpa) – Un cruce muy concurrido a solo unos pocos cientos de metros de una escuela primaria en Berlín en invierno. No hay ni semáforo ni paso de peatones. Pero hay dos niñas paradas en la acera en la oscuridad. Llevan chaquetas de color amarillo fluorescente y levantan los brazos portando una señal con reflectores. Mientras un coche y un camión se detienen delante de ellas, alumnos y alumnas cruzan la calle gracias a su intervención.
Situaciones como esta en Berlín se pueden observar de mañana en las cercanías de muchas escuelas en Alemania. En vez de cruces peatonales y semáforos, son niños o adolescentes los que aseguran las calles para sus compañeros de escuela. Para ello, se levantan voluntariamente más temprano.
Este servicio de guías de tránsito para escolares existe oficialmente desde hace 70 años, desde el 14 de enero de 1953.
Desde entonces, estos jóvenes voluntarios evitaron seguramente muchos accidentes. Según la organización Deutscher Verkehrswacht, que pone a disposición equipamiento para los guías, en los sitios asegurados por estos voluntarios hasta ahora nunca hubo un accidente grave o fatal.
Por ello, el próximo sábado el ministro de Transporte, Volker Wissing, felicitará a los guías. La idea de que personas jóvenes asuman la responsabilidad y posibiliten «a los más pequeños una movilidad autónoma» sigue siendo moderna, también 70 años después de su implementación, comentó Wissing.
El impulso para la iniciativa surgió debido a la elevada cifra de niños que en aquel entonces sufrían accidentes en la vía pública. Según la Oficina Federal de Estadística, 32.807 menores de 13 años sufieron lesiones y 1.147 murieron en Alemania Occidental en 1953.
En comparación, en 2021 perdieron la vida en accidentes de tráfico en toda Alemania 49 menores de 15 años y unos 22.300 sufrieron heridas.
El aumento de la movilidad en el marco del milagro económico que después de la Segunda Guerra Mundial era considerado indicador de bienestar y calidad de vida, pero se convirtió en un problema. Los padres tenían miedo de enviar a sus hijos solos a la escuela.
Los primeros guías de tránsito escolares en Alemania surgieron en Baden-Wurttemberg a fines de los años 40. La idea provenía de Estados Unidos, donde adolescentes aseguran ya desde los años 1920 el camino a la escuela para sus compañeros. Las tropas de ocupación estadounidenses llevaron el modelo a Alemania.
Con la implementación en todo el país en 1953, este servicio voluntario alcanzó nuevas dimensiones. Para los jóvenes guías había un equipamiento básico: una correa para el hombro y un cinturón de color blanco, aún no tan llamativos como hoy. El uniforme era similar en Alemania oriental, donde también había guías de tránsito para escolares.
La cifra de niños que participaban en la iniciativa creció rápidamente. Los guías eran muy populares y recibían mucha atención. En 1975 la cifra de voluntarios en Alemania occidental había ascendido a 77.000.
Ese nivel ya no se alcanza. Por el contrario. Deutsche Verkehrswacht estima que hoy en día existen en todo el país unos 50.000 guías de tránsito para escolares, entre ellos, varios adultos.
«Aquí lamentablemente la cifra comentó relativamente bastante en los últimos años», dijo el responsable de la organización en la región de Hesse, Thomas Conrad. En ese estado federado solo hay 200 guías. Hace seis años aún eran alrededor de 1.000. La explicación de Conrad es que, entre otras cosas, «la disposición de los alumnos para ello ya no es tan grande y esta tarea voluntaria ya no es valorada tanto».
No siempre allí donde hay guías todo transcurre sin problemas. En Berlín, por ejemplo, se observó que los jóvenes guías no eran tomados en serio por los usuarios de la vía pública. Hace algunos años, ciertas escuelas incluso suspendieron el servicio, porque algunos conductores continuaron viaje circulando entre los guías. En parte, los voluntarios están acompañados ahora por adultos en la calle.
Las alumnas berlinesas Ava, Valerie y Miriam, en cambio, aseguran solas un cruce cerca de su escuela. Las niñas de diez años son guías de tránsito para escolares desde hace unos meses. Las tres afirman que, hasta ahora, todo va de maravillas y que les supone un problema levantarse más temprano para prestar este servicio. Ava comenta: «Nos gusta hacer cruzar a los niños seguros la calle».
Por Silke Sullivan (dpa)