Fráncfort, 14 mar (dpa) – La decisión de las autoridades italianas de prohibir la venta de entradas a los fans del Frankfurt para el duelo contra el Nápoles hizo que el aeropuerto de Fráncfort presentara hoy una calma inusitada en el día previo a un partido europeo.
Seis vuelos chárter habían sido cancelados por el equipo y tampoco había grupos de aficionados paseando bajo el sol del sur de Italia con camisetas del Eintracht. Ni rastro del ambiente típico que acompaña a los octavos de final de la Liga de Campeones, ensombrecido por una disputa sin precedentes por las entradas.
¿Un caso aislado o acaso ese el futuro de la Liga de Campeones, la Europa League y otras competiciones internacionales? No solo los aficionados del Frankfurt están preocupados por las fiestas del fútbol europeo en general.
«Esto pone en peligro toda la cultura europea de los partidos fuera de casa si es tan fácil excluir a los aficionados visitantes», dice Dario Minden, de una asociación de aficionados del Frankfurt. «En última instancia, se pierde toda la magia de los torneos europeos», agrega.
Al comentar la decisión de la prefectura de Nápoles, que argumentó problemas de seguridad, la ministra alemana del Interior, Nancy Faeser, declaró a dpa: «En el caso de partidos de alto riesgo, deben examinarse muy cuidadosamente todas las medidas de seguridad posibles antes de pasar a excluir, como última opción, a todos los aficionados de un equipo».
«Porque una medida tan drástica puede no contribuir a la desescalada. Por lo tanto, entiendo poco esta decisión», opinó.
El asunto de la venta de entradas ha generado desde hace tiempo un debate complejo, en especial de cara a la igualdad de oportunidades en las competiciones deportivas y la cuestionable exclusión de personas con un determinado código postal. Y también lleva a la pregunta: ¿se está logrando con las medidas el objetivo real de aumentar la seguridad?
«Desde el punto de vista de la seguridad, es decir, sobre todo con vistas al mandato policial de evitar el peligro, una medida así puede ser útil», comenta el presidente del sindicato policial GdP, Jochen Kopelke.
Sin embargo, Kopelke considera que tampoco se puede descartar que «a la vista de los no infrecuentes, y a menudo muy brutales, enfrentamientos fuera del estadio, se pueda desencadenar una violencia aún mayor».
Se teme que una situación así se produzca en Nápoles, ya que la prohibición de entradas a los fans alemanes supone que no habrá escolta policial para la hinchada del equipo rival, como suele ocurrir en los partidos europeos.
«La situación de peligro ha aumentado debido a las supuestas medidas de seguridad», afirma Minden, de la asociación de aficionados del club alemán.
«Lo más seguro es siempre tener a la gente en un bloque de invitados. Da igual si te parece bien o mal: siendo realistas, el Nápoles no será una zona libre de (aficionados) del Frankfurt a pesar de todos los esfuerzos», opina.
Por su parte, el reputado abogado deportivo Thomas Summerer considera ilegales las medidas adoptadas por las autoridades en Italia. «La prohibición de entradas para los aficionados que viven en Fráncfort es una violación de la legislación europea», declaró a dpa el jurista, de 62 años.
«De hecho, supone una barrera a la entrada en Italia, ya que asistir al partido es precisamente el motivo del viaje. Se viola la llamada libertad pasiva de prestación de servicios. Según esta, a los destinatarios de los servicios, es decir, a los espectadores de un acontecimiento deportivo, en principio no se les puede impedir la entrada al país por parte de un Estado miembro», explica.
No está claro si el ejemplo de Nápoles se aplicará a otros partidos internacionales. Ya existen prohibiciones locales para aficionados conocidos por su propensión a la violencia en determinados partidos con un potencial de riesgo especialmente alto, pero excluir a personas en función de su lugar de residencia sería una novedad.
Sobre su posible aplicación en Alemania, el presidente del sindicato policial comenta: «Es concebible, y también debería ser factible si la policía dispone de la información necesaria. Sin embargo, tal medida de prevención de peligros solo puede y debe representar una situación excepcional muy especial».
Por Thomas Esser (dpa)