Hamburgo, 19 ago (dpa) – El canciller alemán, Olaf Scholz, rechazó hoy nuevamente haber tenido cualquier influencia en el llamado escándalo fiscal «Cum-Ex», durante su segunda intervención en la comisión de investigación del Parlamento de Hamburgo.
«No ejercí ninguna influencia en el procedimiento fiscal de Warburg», dijo el que también fuera alcalde de Hamburgo entre los años 2011 y 2018.
La atención de la comisión del parlamento regional se centra en investigar si Scholz u otros líderes del Partido Socialdemócrata (SPD) utilizaron su influencia para evitar que el Banco Warburg pagara 47 millones de euros (47,39 millones de dólares) en impuestos a la ciudad-Estado, situada en el norte de Alemania.
En el fraude, los operadores bursátiles utilizaban una laguna legal para intercambiar acciones a gran velocidad entre varias partes en el momento en que se pagaban los dividendos, con el fin de recibir por parte del fisco devoluciones de impuestos que no habían pagado.
Durante mucho tiempo no estuvo claro si el comercio de «Cum-Ex» se limitaba a aprovechar una laguna legal o se trataba realmente de un delito. El año pasado, sin embargo, el Tribunal Supremo de Alemania dictaminó que se trataba de una maniobra ilegal, lo que dio lugar a una serie de demandas.
Scholz, que niega haber utilizado su cargo para ayudar a la entidad con sede en Hamburgo e implicada en la trama, se está viendo presionado por el asunto, que se remonta a su época de alcalde de la ciudad portuaria.
De manera concreta, la comisión de investigación parlamentaria quiere conocer más sobre tres reuniones entre Scholz y los copropietarios del Banco Warburg, Max Warburg y Christian Olearius, en 2016 y 2017.
El canciller admitió las reuniones durante su primera comparecencia en la misma comisión, pero declaró que ya no recordaba el contenido de sus conversaciones. Hoy mantuvo esa misma afirmación.
Según el testimonio de Olearius, Scholz les recomendó enviar una carta al entonces ministro de Finanzas de Hamburgo, Peter Tschentscher, en la que se presentaba como injustificado el pago de 47 millones de euros en concepto de impuesto de plusvalía indebidamente devueltos.
Tschentscher, actual alcalde de Hamburgo, remitió entonces la carta con la «solicitud de información sobre el estado del asunto» a las autoridades fiscales, donde se decidió poco después, en contra de los planes originales, permitir que la reclamación de 47 millones de euros prescribiera.
Tschentscher, también socialdemócrata, ha confirmado el envío de la carta. Sin embargo, calificó la acusación de influencia política de «infundada».
Scholz dijo hoy que el fraude fiscal no es un asunto trivial y que siempre ha sido consciente de ello. Por lo tanto, agregó, «no hubo ningún trato de favor hacia el señor Warburg o el señor Olearius».
Los partidos de la oposición han criticado a Scholz por su falta de transparencia en este asunto. El líder de la opositora Unión Demócrata Cristiana (CDU), Friedrich Merz, comentó que resulta inverosímil que el canciller se haya olvidado del contenido de la conversaciones, dada su importancia y las sumas de dinero implicadas.
«Scholz ya ha tenido que admitir tres conversaciones con el jefe del banco Warburg, cuando antes solo había admitido una», dijo al diario «Handelsblatt» en declaraciones publicados este viernes.
Sin embargo, el jefe del Ejecutivo alemán recibió el firme respaldo del ministro de Finanzas, el liberal Christian Linder, que manifestó al periódico «Rheinische Post» que tenía «absoluta confianza» en el canciller.