(dpa) – Fue una situación de vida o muerte, y millones de personas fueron testigos de ella. Cuando el futbolista danés Christian Eriksen colapsó en un partido de la fase de grupos de la Eurocopa durante el pasado verano europeo, quedaron en claro dos cosas: 1) el paro cardiaco puede aparecer de la nada; 2) los afectados necesitan ayuda inmediata para poder sobrevivir.
Pero, ¿cuántas personas saben realmente qué hacer en una situación así? La mayoría apenas recuerda el curso de primeros auxilios (si es que lo hizo). A esto se suman los nervios que suelen apoderarse de quienes son testigos de una situación así. Entonces, ¿qué hacer?
En todo caso, lo importante es hacer algo. La regla básica indica: evaluar, llamar, presionar.
Es decir: primero hay que evaluar si la persona que perdió la consciencia aún respira con normalidad. Luego se llama al número de urgencias. Y aquí se encuentra el punto decisivo para quienes se sienten inseguros en esta situación: puede ser que sea necesario practicar una reanimación guiada por teléfono.
Guías para la reanimación
En Alemania, por ejemplo, es posible pedirle al socorrista al otro lado de la línea una guía para llevar adelante la reanimación. El problema es que la persona que atiende no necesariamente ofrece esta opción si no se la pide, de acuerdo con una encuesta reciente entre 249 centrales de ese país.
Podría pasar que la persona al otro lado de la línea responda que enviará de inmediato un médico de emergencias y corte la comunicación, según dice el profesor Bernd Böttiger, presidente del Consejo Alemán de Reanimación, quien participó de la encuesta. «En esos casos, no es posible hacer la reanimación telefónica», explica.
El Consejo exige por eso que esta reanimación telefónica sea introducida de forma obligatoria mediante procesos estandarizados. Por ahora, todo depende de cada gobierno regional y no hay un lineamiento único.
Pedir ayuda activamente en caso de duda
La buena noticia es que, de acuerdo con la encuesta, todas las centrales dijeron que saben hacer esta reanimación telefónica, por lo cual, si alguien la pide por teléfono, del otro lado nadie debería cortar la comunicación. Böttiger recomienda expresamente: «Si la central no pregunta, exíjalo directamente pidiendo ayuda».
Saber que existe la posibilidad de llevar a cabo una reanimación telefónica es elemental en el peor de los casos. Ya que lo que le sucedió a Christian Eriksen ante los ojos del mundo, pasa en Alemania, por ejemplo, unas 200 veces al día. Estas situaciones terminan bien en apenas uno de cada diez casos.
Sin embargo, si se aplica de inmediato un masaje cardiaco, las posibilidades de supervivencia son de dos a tres veces más altas.
El Ministerio de Salud de Alemania estima que se podrían salvar unas 10.000 vidas adicionales cada año si más personas conocieran las técnicas de reanimación.
No tener miedo
Muchas personas tienen, en efecto, miedo de reanimar a alguien que no lo necesita, según dice Marcus Aust, de la Cruz Roja Alemana (DRK). Por suerte tiene un mensaje tranquilizador: «La realidad es que no se puede hacer nada mal». Afirma que si una persona pierde la conciencia y ya no respira con normalidad, hay que comenzar de inmediato con la reanimación.
Que alguien no respire normalmente significa que su tórax ya no sube y baja de forma visible en el lapso de diez segundos. También es el caso si no se escucha o siente respirar a la persona afectada acercando el oido a su nariz y a su boca.
Bernd Böttiger es director de la Clínica de Anestesiología y Medicina Intensiva Operativa de la Clínica Universitaria de Colonia y trabaja desde hace tiempo sobre la muerte súbita cardíaca. «Es increíble la cantidad de vidas que podemos salvar con las dos manos», afirma.
Un médico de urgencias suele tardar entre ocho y diez minutos en llegar. Si el corazón ya no bombea oxígeno a través del cuerpo, el cerebro comienza a perecer después de apenas tres minutos.
«Cualquier persona puede hacer en estas ocasiones más que el servicio de emergencias o el personal del hospital», asegura Böttiger, «porque en general llegamos demasiado tarde».
Por eso es importante recordar cuando se está al teléfono que vale la pena pedir ayuda y ser guiado para llevar adelante la reanimación.
Por Tom Nebe (dpa)