Berlín, 7 abr (dpa) – Un consumo menor de carne por parte de los alemanes contribuiría de modo significativo a la reducción de gases de efecto invernadero, según un estudio publicado hoy por la organización ecologista WWF.
La población de Alemania ingiere semanalmente en promedio 817 gramos de productos de origen animal. Si se redujera ese consumo a 470 gramos se eliminarían anualmente unas 56 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono, según la sección alemana del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Ello representaría el 27 por ciento del total de 210 millones de toneladas de emisiones generadas por la alimentación de los alemanes.
«Lo significativo que es este ahorro se puede ver al observar las emisiones totales en Alemania, que ascendieron a 858 millones de toneladas equivalentes de CO2 en 2018», destaca el informe de WWF.
El ahorro sería mayor aún, de entre 98 y 102 millones de toneladas equivalentes de CO2 anuales, si los alemanes adoptaran en su conjunto una dieta vegetariana o vegana, agrega el estudio realizado en base a las recomendaciones de la comisión de expertos internacionales EAT-Lancet.
Un equivalente de CO2 de una tonelada corresponde al efecto de calentamiento atmosférico de una tonelada de dióxido de carbono. El término se utiliza para mejorar la comparabilidad con otras emisiones, como las de metano del ganado, por ejemplo.
Una menor incidencia de los productos cárnicos en los hábitos alimenticios llevaría también a una reducción de la superficie agropecuaria requerida.
La producción de soja como alimento para el ganado en América del Norte y del Sur tiene un efecto negativo sobre el equilibrio ecológico, resalta WWF. En Brasil, por ejemplo, lleva a la destrucción creciente de la selva amazónica.
WWF propone que en el marco de un replanteamiento general se pase en el catering de eventos, viajes o escuelas a establecer como primera opción un menú vegetariano.
«Los que quieran carne, que lo marquen extra, la opción fácil también debe ser siempre la saludable y sustentable», dice Tanja Dräger de Teran, responsable de alimentación y agricultura de WWF Alemania.
La organización de protección del medio ambiente pide a los políticos que estudien la posibilidad de aplicar un impuesto a los alimentos de origen animal que no procedan de la agricultura ecológica.
La responsabilidad de un cambio alimentario ecológico se descarga hasta ahora sobre los hombros de los consumidores, señala WWF. Agrega que por ello el Gobierno alemán surgido de las elecciones de septiembre de este año debe lanzar a más tardar en 2022 una estrategia nutricional que valore los límites ecológicos del planeta.