Berlín, 8 ene (dpa) – Nueve de cada diez adultos con hijos en Alemania recomendarían a una persona joven la profesión de técnico, según una encuesta de Forsa realizada por encargo del sindicato alemán de funcionarios públicos dbb.
La segunda profesión más recomendada, con un 79 por ciento, es la de médico, seguida de la de juez, con 69 por ciento. También un 69 por ciento recomienda la profesión de asesor fiscal, mientras que un 64 por ciento aconseja la de bombero y un 63 por ciento, la de docente.
Los encuestados debían imaginarse que su hijo, nieto u otra persona joven expresaran ante ellos el deseo de desempeñar una profesión. En ese sentido, debían valorar si recomendaban o más bien no recomendaban diferentes profesiones.
Algunas profesiones del servicio público quedaron bastante mal paradas en esta encuesta. Solo un 57 por ciento recomedaría a un joven que se convierta en educador de guardería. Un 43 por ciento recomendaría la profesión de policía, un 38 por ciento, la de recolector de basura y solo un 17 por ciento, la de soldado.
El jefe de ddb, Ulrich Silberbach, dijo a dpa: «Parece que no se quiere hacer pasar a la propia descendencia por las condiciones de trabajo y el salario del servicio público».
Silberbach lo atribuye al hecho de que las personas saben que la carga de trabajo y la paga en el servicio público están en un claro desequilibrio. «El servicio público ya no es atractivo», añadió.
Y eso que falta personal. «No importa si en permisos de obra, controles de alimentos, especialistas en tecnologías de la información, servicios de salud, cuidados, policía, centros de trabajo, administración, escuelas o guarderías, en todas partes falta gente, en todas partes el Estado ya no es competitivo en el mercado de trabajo».
Las condiciones para los empleados del servicio público centrarán la atención en el inicio de la semana. Los días 9 y 10 de enero tiene lugar la 64 asamblea anual de dbb.
El sindicato tiene previsto tratar en su congreso en Colonia cómo la guerra rusa contra Ucrania, el cambio climático, la crisis energética, la falta de mano de obra cualificada y otros desarrollos de la crisis aumentan la presión sobre las instituciones estatales.