(dpa) – El monte Everest ha adquirido una nueva notoriedad al convertirse en el depósito de basura más alto del mundo. Según estimaciones del Ejército de Nepal, la montaña de 8.848,86 metros de altura alberga unas 140 toneladas de residuos.
Hay tiendas y vestimentas rotas, envoltorios de comida, hornillos, botellas de agua vacías, latas de cerveza y bombonas de oxígeno que los aventureros han ido dejando tirados allí durante décadas.
Además, se suman unas 40 toneladas de excrementos humanos y más de 300 cadáveres que los escaladores utilizan incluso como marcadores de senderos.
Un grupo de ecologistas decidió exponer en un nuevo museo obras de arte realizadas por artistas de varios países a partir de los residuos no reciclables hallados en este pico en el Himalaya, con el objetivo de llamar la atención sobre este enorme problema ambiental.
Según declaró a dpa el responsable del proyecto Phinjo Sherpa, el museo se abrirá cerca del campamento base entre septiembre y noviembre.
Los ecologistas y el Gobierno han emprendido varias iniciativas para reducir los residuos del monte Everest, pero con un éxito muy limitado.
Asimismo deben luchar contra el continuo aumento de excursionistas y escaladores a la montaña más alta del mundo, quienes, agotados por la subida y el descenso, suelen dejar cosas por el camino.
Según la organización Sagarmatha Next, que lleva adelante el proyecto del museo, en 1979 se contabilizaron 3.600 montañistas extranjeros en la región del Everest, mientras que en el año 2018 se registraron unos 60.000. A menudo se suman muchos guías y sherpas locales.
Las autoridades informaron que al inicio de la pandemia de coronavirus se prohibió durante varios meses el ascenso al Everest y que desde hace aproximadamente un año no ha subido nadie al monte.
Por su parte, el Ejército nepalí anunció que iba a llevar adelante una campaña de limpieza aprovechando el periodo sin turistas. La intención es retirar 35 toneladas de basura del monte Everest y de otras cinco montañas del Himalaya entre abril y junio.
El material que no es biodegradable se entregará posteriormente a las empresas de reciclaje en la capital, Katmandú.
Por su parte, las agencias que organizan expediciones deben cobrar ahora a los turistas un depósito de 4.000 dólares, que se les devuelve si se comprueba que regresan con los utensilios originales.
Es una suma manejable si se tiene en cuenta el costo que implica escalar el Everest, que según los cálculos del montañista y bloguero estadounidense Alan Arnette puede llegar a los 47.000 dólares por persona.
Esto incluye el permiso de ascenso a la montaña, el equipo, las tiendas de campaña, los vuelos locales, la comida, las botellas de oxígeno y un equipo de ayudantes locales.
Al mismo tiempo, se recompensa a las personas que bajan la basura de la montaña. Los sherpas, por ejemplo, reciben 130 dólares por una garrafa de oxígeno vacía que se puede reutilizar, y también las botellas y las latas de cerveza pueden reciclarse en Katmandú.
Según la organización no gubernamental Sagarmatha Pollution Control Committee, algunas empresas compran bombonas de oxígeno y tiendas de campaña en buen estado. Por otra parte, muchos se liberan del plástico o papel quemándolos en vertederos al aire libre cerca del campamento base.
El veterano guía de montaña Kami Rita Sherpa cuenta que incluso algunas empresas de expediciones han dado incentivos a sus sherpas para que bajen también los excrementos humanos.
El guía explica que los escaladores suelen hacer sus necesidades cerca de sus campamentos y utilizan luego el hielo para hervir el agua.
El sherpa advierte que las heces podrían propagar enfermedades y aclara que en el campamento base está prohibido orinar al aire libre. Sin embargo, agrega que en las zonas más altas, donde es una cuestión de vida o muerte, la recolección de las heces no es una prioridad para muchas personas.
Arnette indica que a menudo el cuerpo de personas fallecidas durante la escalada queda en la montaña, ya que recuperarlo no siempre es sencillo y además tiene un costo de entre 30.000 y 70.000 dólares.
Para recuperar un cuerpo del monte Everest se necesita un equipo de seis a diez sherpas experimentados con tanques de oxígeno y un helicóptero. Sin embargo, algunas familias deciden dejar allí a su pariente fallecido por el amor que le tuvo a la montaña.
Por Roshan Sedhai y Anne-Sophie Galli (dpa)