Bremen, 1 may (dpa) – Tras angustiosos 120 minutos de la primera semifinal de la Copa Alemana, en la que el Leipzig consiguió un 2-1 sobre el Werder Bremen, el director deportivo del cljub, Olaf Mintzlaff, se propuso una hazaña mayor.
Mintzlaff había anunciado la intención de ir en bicicleta a Berlín, cuyo Estadio Olímpico alberga cada año la final del torneo, si el equipo llegaba a la última instancia.
El dirigente de 45 años tendrá que recorrer unos 180 kilómetros en bicicleta en poco menos de dos semanas para poder asistir en directo a la segunda final de la Copa Alemana en la corta historia del Leipzig.
«No soy un ciclista de carreras, así que es un poco un desafío para mí», dijo Mintzlaff a la televisora ARD después de la reñida victoria del viernes por la noche en la prórroga por 2-1 (1-1, 0-0) en Bremen.
El entrenador Julian Nagelsmann viajará a Berlín para la final del 13 de mayo en autobús, como es habitual, pero el partido en el Estadio Olímpico será también muy especial para él. Es una gran oportunidad para coronar sus dos años con el Leipzig con el primer título de su carrera como entrenador profesional.
«El título significaría, por supuesto, mucho, coronaría el trabajo con los chicos durante los dos últimos años», dijo Nagelsmann. «Tuvimos muchos momentos emotivos en los dos años, celebramos muchos éxitos. El título sería la guinda del pastel».
Tras el anuncio de su fichaje por el Bayern Múnich en la próxima temporada, Mintzlaff puso prácticamente como condición para una buena salida de Nagelsmann que se alzase con un título.
El hecho de que el entrenador, de 33 años, fichase para el gran rival Bayern, no ha aumentado necesariamente su popularidad en Leipzig.
Por eso, el viernes no solo estuvo sometido a la máxima presión el entrenador del Bremen, Florian Kohfeldt, que lucha por su puesto, sino también Nagelsmann. «Fue una semana turbulenta para el club», resumió el técnico revelación del fútbol germano.
Que esta semana termine con el pase a la segunda final después de 2019 se debe a un hombre que no siempre lo tuvo fácil a las órdenes de Nagelsmann. El entrenador volvió a dejar en el banco en el inicio al sueco Emil Forsberg, lo que a este le hizo poca gracia.
Sin embargo, como ha hecho tantas veces en el pasado, el sueco consiguió convertir su descontento en un importante gol. En el tiempo de descuento de la prórroga, Forsberg se encargó de hacer explotar de júbilo a los hinchas del Leipzig.
«Luchamos por el entrenador, luchamos por el equipo, luchamos por la ciudad y por los aficionados», dijo Forsberg después del cotejo.
«En realidad, lo había mandado al terreno pensando en la tanda de penales, pero no le había prohibido marcar un gol tan bonito antes», dijo Nagelsmann en tono de broma. «Es el hombre justo para los goles importantes».
Sin embargo, alguien más fue también responsable del estado de ánimo en el vestuario tras el final del partido.
Según Nagelsmann, Hee Chan Hwang bailó para sus compañeros. El surcoreano ya había hecho lo propio sobre el terreno de juego, cuando primero dio la ventaja al Leipzig (minuto 93) y luego dio la asistencia para el gol de la victoria de Forsberg tras el empate de Leonardo Bittencourt en Bremen (105).
Por Lars Reinefeld (dpa)