Roma/Berlín, 31 dic (dpa) – El papa emérito Benedicto XVI murió hoy en el Vaticano a los 95 años de edad, después de que su salud se deteriorara en los últimos días, según informó la Santa Sede.
«Con dolor, debo anunciar que Benedicto XVI, papa emérito, ha fallecido hoy a las 9.34 horas en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano», declaró el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.
Benedicto XVI pidió antes de su muerte que su funeral se realizara mediante una ceremonia sencilla, añadió Bruni. La Misa de Réquiem en la Plaza de San Pedro, que será presidida por el papa Francisco el próximo jueves 5 de enero a las 9.30 horas, será, por tanto, «solemne pero sencilla».
Benedicto XVI será velado en público en la Basílica de San Pedro a partir del lunes. A continuación, los fieles tendrán la oportunidad de despedirse.
Fue elegido como sucesor de Juan Pablo II en abril de 2005 y ocupó el máximo cargo de la Iglesia católica durante casi ocho años hasta que en febrero de 2013 causó sensación al anunciar que dejaba el cargo alegando falta de fuerzas. Tenía entonces 85 años.
Nacido como Joseph Ratzinger en la región alemana de Baviera, fue el primer papa de la Iglesia católica que decidió retirarse en más de 700 años. Le sucedió el argentino Jorge Bergoglio como papa Francisco. Desde entonces gozaba de una vida tranquila en un antiguo convento en los Jardines Vaticanos.
La salud de Benedicto se había deteriorado durante las Navidades, como había anunciado el papa Francisco el miércoles. Ese día, Benedicto también recibió la unción de los enfermos, según informó Bruni.
El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Georg Bätzing, definió a Benedicto como «un teólogo impresionante y un pastor experimentado».
Bätzing, obispo de Limburgo, señaló tras conocerse la muerte del papa emérito que los católicos lloran la pérdida de una personalidad que dio a la Iglesia esperanza y dirección incluso en tiempos difíciles.
«El papa Benedicto hizo audible -de modo conveniente o inconveniente- la voz del Evangelio», comentó Bätzing a dpa. Agregó que recuerda con gran respeto la «valiente decisión» de Benedicto XVI de dimitir en 2013.
Bätzing también recordó la carta con la que Benedicto reaccionó a la publicación del informe en el que se acusaba al papa emérito de múltiples faltas de conducta en el esclarecimiento de casos de abusos durante su etapa como arzobispo de Munich y Freising.
«Pidió perdón a los afectados y, sin embargo, quedaron preguntas sin respuesta», afirmó Bätzing.
El cardenal Reinhard Marx, actual arzobispo de Múnich y Freising, destacó por su parte que Benedicto XVI «fue un gran papa que siempre ejerció su oficio pastoral con franqueza y fe firme».
«Como teólogo, dio y sigue dando forma a la Iglesia durante mucho tiempo», dijo Marx. En Joseph Ratzinger se unían, según Marx, la intelectualidad y una profunda y honesta piedad. «Al mismo tiempo, siempre se mantuvo modesto y siempre puso en primer plano el cargo, no la persona».
Marx añadió que a Benedicto XVI no le preocupaba el prestigio de su persona ni la expansión del poder, sino cumplir de la mejor manera posible y con todas sus fuerzas la tarea que Dios le había encomendado.
«Estamos profundamente agradecidos por sus décadas de dedicación, su excelente teología y su impresionante testimonio de vida y fe. Su legado seguirá teniendo impacto», agregó el arzobispo Marx.
Por su parte, el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK) rindió homenaje al papa emérito, al mismo tiempo que calificó de irritantes algunas de sus declaraciones. La presidenta del ZdK, Irme Stetter-Karp, recordó que en 2021 Benedicto había alegado lagunas en su memoria sobre casos de abusos de su época como arzobispo de Múnich.
Stetter-Karp comentó que muchos vieron con orgullo y esperanza el nombramiento del teólogo Joseph Ratzinger como papa en 2005.
«Para algunos, esta esperanza se cumplió con creces, para otros, quedó el anhelo insatisfecho de encontrar respuesta de un intelectual en la silla de San Pedro a la pregunta de cómo ser cristianos en el siglo XXI», opinó la presidenta del ZdK, la representación laica más importante de los católicos alemanes.
En forma crítica se expresó también la iniciativa alemana de reforma eclesiástica «Somos Iglesia», que caracterizó a Benedicto XVI como un teólogo contradictorio que dejó a su Iglesia un difícil legado, al moldearla «de forma retrógrada durante décadas».
Después de apoyar en su juventud las reformas del Concilio Vaticano II (1962-1965), Benedicto demostró más tarde ser un «teólogo movido por la desconfianza y congelado por el miedo, que se vio desbordado por sus tareas de liderazgo», según «Somos Iglesia».
El canciller alemán, Olaf Scholz, destacó que con la muerte del papa emérito el mundo pierde a un sabio teólogo. «Como Papa ‘alemán’, Benedicto XVI fue un líder eclesiástico especial para muchos, no sólo en este país», escribió Scholz en Twitter.
«El mundo pierde una figura formativa de la Iglesia católica, una personalidad argumentativa y un teólogo inteligente. Mis pensamientos están con el papa Francisco».
El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, escribió: «La unidad del cristianismo y el diálogo de las religiones, la coexistencia de la religión y la sociedad estaban particularmente cerca de su corazón».
La casa natal de Benedicto XVI en Marktl am Inn, en Baviera, abrió hoy sus puertas más allá del horario habitual para conmemorar la muerte del papa emérito.
En la habitación donde nació Joseph Ratzinger el 16 de abril de 1927 ardían velas y había una rosa blanca sobre un paño negro. En el vestíbulo se expuso un libro de condolencias. En la plaza del mercado de la pequeña localidad de 2.700 habitantes, los creyentes encendieron velas.