(dpa) – Los jóvenes también pueden desarrollar una presión arterial alta y es por esa razón que deberían tomar en serio las señales de advertencia, según aconseja la Sociedad Alemana de Medicina Interna (DGIM).
Los trastornos del sueño, los dolores de cabeza y los mareos son algunos de los indicios que apuntan a que se puede padecer esta dolencia. Si la presión arterial es muy alta, las personas pueden experimentar un dolor repentino en la parte superior del cuerpo, palpitaciones fuertes o la falta de aire en situaciones de estrés.
El problema es que la hipertensión suele pasar desapercibida y como no se trata durante mucho tiempo, en muchos casos va provocando daños en los órganos, según la DGIM.
Es por ello que esta organización considera importante no desestimar los posibles síntomas y lo ideal es que uno mismo se controle regularmente la presión arterial o acudir a especialistas para que midan la fuerza con la que la sangre circula por los vasos sanguíneos y bombea el corazón.
Jóvenes afectados
La hipertensión, como se denomina en lenguaje técnico a la presión arterial alta, es la enfermedad interna más común, sobre todo entre deportistas jóvenes, señala el presidente de la DGIM, el profesor universitario Sebastian Schellong.
Además, es recomendable que se puedan aclarar en una fase temprana los síntomas correspondientes y las posibles causas de la hipertensión arterial.
Según la DGIM, es importante tener claro esos síntomas, porque la enfermedad no suele mostrar sus efectos hasta más tarde, sobre todo hasta que la persona no entra en los 50, y lo hace en forma de insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares o enfermedades renales, por ejemplo.
Estilo de vida y medicación
Al principio, la gente suele intentar controlar la presión arterial alta cambiando su estilo de vida. Sin embargo, si esto no ayuda, se pueden recetar medicamentos.
El valor umbral de la hipertensión en Europa es una presión arterial en reposo de 140 a 90 mmHg (milímetros de mercurio). Pero incluso por debajo de este umbral, puede decirse que una presión arterial más alta aumenta el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular.