Roma, 5 ene (dpa) – La Iglesia católica despidió hoy en Roma al difunto papa emérito Benedicto XVI con una misa fúnebre a la que asistieron miles de personas, entre ellas una importante delegación de autoridades alemanas y de su Baviera natal.
La misa en la plaza de San Pedro del Vaticano estuvo presidida por el sucesor de Benedicto, el papa Francisco. En comparación con la ceremonia celebrada por el fallecimiento de Juan Pablo II en 2005, la multitud de fieles fue bastante reducida, de unas 50.000 personas según el Vaticano.
A continuación, Benedicto XVI, que falleció el pasado sábado a la edad de 95 años, fue enterrado en la Basílica de San Pedro sin acceso del público, aunque el Vaticano publicó más tarde imágenes.
El religioso fue enterrado en un cofre compuesto de tres ataúdes. En el primero se colocó un texto sobre su vida y pontificado. En el video se ve cómo es sellado el segundo, de zinc. Luego se colocó la cubierta del ataúd exterior, de madera.
Joseph Ratzinger -nombre de nacimiento de Benedicto- yace en la tumba de su predecesor polaco Juan Pablo II, cuyos restos mortales fueron trasladados a otro lugar de la iglesia hace años.
Benedicto anunció su retiro en 2013 en una histórica y sorpresiva decisión, por lo que el funeral fue ceremonialmente un territorio nuevo para la Iglesia católica, que enterraba por primera vez en siglos a un papa sin tener que elegir a un sucesor.
La liturgia fue levemente modificada, el réquiem se pronunció predominantemente en latín, pero las intercesiones se dijeron en varios idiomas, incluido el alemán.
El presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, calificó el funeral de «conmovedor». Señaló que Benedicto XVI «transmitió a los fieles el rico tesoro de la Iglesia católica con la razón y con el alma. Eso es lo que dará forma a su memoria».
Agregó que Benedicto era muy respetado en todo el mundo y que había hecho esfuerzos por abordar los escándalos de los abusos a menores en la Iglesia.
El canciller germano, Olaf Scholz, el líder de la oposición conservadora, Friedrich Merz, y otros altos cargos políticos así como el primer ministro bávaro, Markus Söder, de la Unión Cristiano Social (CSU), también asistieron al funeral.
«No era solo uno de los teólogos más importantes del siglo XX, era un filósofo, un intelectual, y era, al fin y al cabo, bávaro», dijo Söder.
De hecho, la delegación bávara fue especialmente numerosa e incluía a fieles vestidos con trajes tradicionales, una banda de música y el cuerpo de bomberos voluntarios de Pentling, cerca de Ratisbona, donde Ratzinger quería pasar inicialmente su retiro antes de ser nombrado papa.
Alrededor de 130 cardenales de todo el mundo se alinearon en la plaza. Poco antes del comienzo de la misa, Georg Gänswein, confidente durante años y secretario privado de Benedicto XVI, se inclinó sobre el féretro y lo besó.
El papa Francisco fue conducido a la plaza en silla de ruedas. En su sermón, hizo pocas referencias directas a su predecesor. El argentino habló principalmente en términos generales sobre la devoción a Dios y la confianza en el Señor. Solo al final dijo: «¡Benedicto, fiel amigo del Esposo, que tu gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz!». La Iglesia católica se refiere a menudo a Jesús como «el Esposo».
Tras la ceremonia, el féretro fue trasladado a la Basílica de San Pedro. Antes, el papa Francisco lo bendijo, lo tocó con la mano y se inclinó.
El Vaticano rindió homenaje a la labor del papa emérito al depositar en su ataúd, antes de ser sellado, un documento que resume su vida y que incluye un tributo a su lucha contra los abusos a menores por parte de clérigos.
«Luchó con determinación contra los crímenes cometidos por representantes del clero sobre menores y personas necesitadas de protección, y llamó repetidamente a la Iglesia a la conversión, a la oración, al arrepentimiento y a la purificación», señala el documento, según un comunicado de la Santa Sede.
El papado de Benedicto y su posterior retiro estuvieron marcados por repetidas acusaciones de que no hizo lo suficiente para limpiar a la Iglesia de abusadores tras las pruebas que salieron a la luz durante sus ocho años de pontificado.
La asociación alemana de víctimas «Eckiger Tisch» exigió que la delegación de Alemania que asistió al funeral se pusiera del lado de los que sufrieron abusos y que contrarrestre los «mitos sobre el papel del fallecido» en relación con el esclarecimiento de los casos.
Benedicto dirigió la Iglesia católica, con más de mil millones de fieles, de 2005 a 2013 y su renuncia voluntaria fue histórica. Tras esa decisión vivió como papa emérito en el monasterio Mater Ecclesiae de los Jardines Vaticanos.