Berlín, 27 dic (dpa) – Dos años sin Oktoberfest, con menos fiestas y pocas celebraciones de Navidad debido a la pandemia de coronavirus tuvo efectos en los hábitos de consumo de bebidas en Alemania.
Falk Kiefer, el especialista en adicciones y director médico del Instituto Central de Salud Psíquica de Mannheim, en Alemania, destacó que la pandemia brindó menos oportunidades para beber en grupo.
Sin embargo, Kiefer, quien preside la Sociedad Alemana de Investigación y Terapia de Adicciones, dijo que el consumo promedio de alcohol en Alemania se mantuvo igual en comparación con el periodo previo a la pandemia, solo que se trasladó a las viviendas y a un grupo específico de consumidores.
«Las personas que ya tomaban regularmente alcohol en casa, por ejemplo por la noche, para desplazar la soledad, el aburrimiento o los problemas, ahora toman más», apuntó Kiefer en referencia a estudios propios e internacionales.
Para Alemania, esto significa: «Alrededor del 25 por ciento de los adultos que antes de la pandemia ya tomaban más que el promedio aumentaron su consumo». Añadió que, sin embargo, la mayoría de las personas no modificó su consumo de alcohol y que incluso se redujo la cifra de bebedores sociales o quienes toman solo en fiestas.
Durante las primeras restricciones, un 37 por ciento de más de 2.000 adultos encuestados informó de un mayor consumo de alcohol que antes, mientras que un 21 por ciento indicó un consumo menor, de acuerdo con un estudio de la Clínica Universitaria Núremberg.
En el caso del consumo de tabaco se dio un cuadro similar. Incluso aunque estos estudios se basen muchas veces en información proporcionada por las mismas personas online, según Kiefer se trata de cifras confiables por el alto número de casos y su comparabilidad internacional.
La Federación Vinos y Bebidas Espirituosas Internacional indicó que la venta de vino y cava aumentó en tiendas de alimentos minoristas y online, lo que compensó en parte la fuerte caída en el ámbito gastronómico debido a la pandemia.
Un equipo internacional de la Universidad Técnica de Dresde liderado por Jakob Manthey consultó a 40.000 personas en 21 países de Europa entre abril y julio de 2020 por su consumo de alcohol. Según arrojó el sondeo, en ese periodo se tomó algo menos de alcohol que antes.
«El retroceso del consumo debe atribuise sobre todo a la reducción de las oportunidades para embriagarse», escribieron los autores.
En Alemania (1.659 encuestados, del 24/4 al 30/6/2020) el consumo no cayó en promedio tanto como en Europa. Es decir que menos personas redujeron la cantidad de alcohol consumido.
A la vez, hubo un aumento del consumo en las mujeres, en personas con dificultades laborales o financieras así como en aquellos que ya tenían de por sí un consumo riesgoso de alcohol.
Un posible motivo podría ser el precio comparativamente menor. «En Alemania, las bebidas alcohólicas son tradicionalmente más baratas», señalaron los investigadores, para quienes el Estado debiera tomar alguna medida al respecto.
Kiefer cree que otro de los motivos para beber más puede ser la presión psicosocial causada por la pandemia. «Las personas que vivieron la pandemia como una gran carga tomaron en promedio más que las demás», apuntó.
De acuerdo con Kiefer, entre los factores de estrés se encuentran una mayor sobrecarga por tener a los niños aprendiendo en casa o a la pareja haciendo teletrabajo desde al hogar. Pero a algunas personas también las llevaron a beber más el aburrimiento y la sensación de no ser necesarias.
Según Christina Kreider, de la Central Alemana de Problemas de Adicción (DHS), lamentablemente el consumo de alcohol siempre es riesgoso.
«Es veneno para las células, daña con cada gota y desempeña un papel en alrededor de 200 enfermedades. La saludable copita de vino es un cuento», afirmó. «Lo mejor es no tomar ni una gota de vino», añadió.
Si de todas formas una persona adulta quiere beber algo, la cantidad no debería superar en el caso de mujeres sanas los 12 gramos de alcohol (unos 0,3 litros de cerveza o 0,15 litros de vino) al día. Para los hombres vale el doble.
Para la DHS, la condición para esto es que haya al menos dos a tres días sin alcohol en la semana. Por otra parte, añade que cada persona reacciona de forma distinta al alcohol y que también hay que tener en cuenta el tamaño del cuerpo y el estado de salud.
Por Simone Humml (dpa)