(dpa) – Más de la mitad de nuestra sangre se compone de plasma, un líquido claro y ligeramente amarillento que transporta las plaquetas, los glóbulos blancos y los rojos a través de nuestras venas.
Sin embargo, el plasma también cumple con otras funciones importantes en nuestro cuerpo, como por ejemplo el transporte de proteínas de coagulación y defensa, así como de oligoelementos y vitaminas.
Es indispensable para nosotros, pero también para la industria farmacéutica: los componentes del plasma desempeñan un papel fundamental, por ejemplo, en la producción de medicamentos para el tratamiento de defectos inmunológicos congénitos. Por eso es importante donar sangre, pero también plasma.
«La sangre humana es única y solo puede ser formada por el cuerpo humano», dice el médico especialista en transfusiones Franz Weinauer, presidente del grupo de trabajo de Servicios de Donación de Sangre de la Cruz Roja Alemana (DRK). Lo mismo ocurre con el plasma sanguíneo.
Cómo se obtiene el plasma sanguíneo
Hay dos formas de obtener plasma sanguíneo. «Para el primer método se extrae sangre de donantes sanos», explica Weinauer. «Luego, el plasma se separa de los glóbulos rojos y de los componentes celulares con una centrifugadora», añade.
Con el segundo método, se le extrae directamente solo plasma al donante. Para ello, se usa una centrifugadora que devuelve inmediatamente los glóbulos rojos y blancos al cuerpo del donante. Este procedimiento se denomina plasmaféresis.
Una de las cualidades más importantes del plasma es que permite obtener medicamentos. «Si alguien sufre una inmunodeficiencia, por ejemplo, sufre infecciones una y otra vez», señala Weinauer. Esto se puede compensar mediante la administración de inmunoglobulinas, que se extraen del plasma sanguíneo. Estas sustituyen a los anticuerpos que faltan o que funcionan mal en la sangre de los afectados.
«La donación de plasma también es muy útil en el caso de pacientes jóvenes, en especial de niños», dice Ralf Knels, director médico del servicio de donación de sangre Haema, en Alemania.
Explica que muchos de los pacientes que necesitan medicamentos fabricados a partir de plasma nacieron con defectos inmunológicos. Por eso, asegura que cuando se dona plasma se está haciendo algo realmente bueno por los demás.
Qué se fabrica con plasma
La industria elaboradora de plasma separa y procesa las distintas proteínas contenidas en el plasma. Algunas de ellas son las inmunoglobulinas, que se inyectan regularmente en forma de concentrado en el paciente inmunodeprimido.
Hay asimismo más preparados obtenidos a partir de los componentes del plasma, como por ejemplo aquellos para tratar la coagulación de la sangre o para casos de carencias graves de proteínas. Por otra parte, el plasma rara vez se trasfunde directamente y en su totalidad, salvo casos como una hemorragia importante tras un accidente.
Quién puede donar plasma
Según los expertos, donar plasma no entraña ningún riesgo para los donantes. «Las condiciones para una donación de plasma son similares a las existentes para una donación de sangre», dice el médico especialista en transfusiones Weinauer.
«Básicamente, el donante debe estar sano y no tomar determinados medicamentos», precisa Weinauer. Debe tener al menos 18 años y pesar al menos 50 kilos, para que el volumen de sangre que le es extraído durante la plasmaféresis no sea demasiado grande.
De acuerdo con el Centro para Transfusiones y Terapia Celular de Berlín, quienes donan por primera vez no deberían tener más de 60 años, y los donantes múltiples no más de 68 años. Sin embargo, también pueden ser admitidas personas mayores siempre y cuando un médico determine en cada caso en particular que es factible.
Una vez registrado, se puede donar plasma hasta 60 veces al año, aunque entre una donación y otra deben pasar al menos tres días. Antes de donar, los voluntarios son examinados por un médico. Dependiendo de su peso, pueden donar entre 650 y 850 mililitros de plasma.
Donar lleva entre 30 y 40 minutos. Algunos centros de donación ofrecen incluso un reembolso de los gastos derivados de ello.
Por Lorena Simmel (dpa)