(dpa) – Los enfermos de Alzheimer suelen vivir en su propia realidad y su propio mundo, por lo que muchas veces se dificulta mantener un diálogo con ellos.
También suele ocurrir que no pueden diferenciar el presente del pasado. Según indica la Iniciativa de Investigación contra el Alzheimer (AFI), las reprimendas y las correcciones por parte de los familiares solo les provocan molestia e inseguridad. Por eso, es importante que los enfermos sean tratados con respeto.
Un lenguaje sencillo, con frases cortas, ayuda durante la conversación, al igual que una dicción lenta y clara. La ironía, en cambio, es algo absolutamente fuera de lugar en este contexto.
Es conveniente reiterar varias veces las informaciones importantes y debe hacérselo siempre con la misma formulación, para que les quede grabado.
Además, una mímica y gesticulación cargadas de expresión reforzarán su comprensión. También es muy importante mantener el contacto visual con la o el paciente, porque esto transmite seguridad.
Asimismo resultan adecuadas las preguntas que se pueden responder simplemente con sí o no. Las posibilidades de respuesta sencillas son mejores que los interrogantes sobre el quién, cómo, cuándo y dónde.
Por ejemplo, «¿quieres tomar jugo de naranja o jugo de manzana?», en lugar de «¿qué jugo quieres tomar?». Además, se les debe conceder a los enfermos tiempo suficiente para contestar.