(dpa) – Con ayuda de una plancha de peltre recubierta de asfalto, y tras ocho horas de exposición, el físico e ingeniero francés Joseph Nicéphore Niépce consiguió crear en 1826 la primera fotografía permanente. Desde entonces, ha corrido mucha agua bajo el puente: desde la primera película en color, alrededor de 1930, hasta la primera cámara digital.
Hasta la revolución de la fotografía digital, sin embargo, las cámaras analógicas se continuaron perfeccionando, y la fotografía con película de 35 mm sigue teniendo muchos seguidores e incluso encuentra nuevos adeptos.
Daniel Wollstein es un fotógrafo alemán que reside a las afueras de la ciudad bávara de Múnich. Las fotos digitales son su profesión, las analógicas un pasatiempo. «La fotografía analógica desacelera. Además, me atrae el hecho de que a la fotografía física se le asigna más valor», asevera. A diferencia de las rápidas y numerosas fotografías realizadas con cámaras digitales, el fotógrafo analógico está limitado.
Una película de 35 mm solo suele permitir 36 disparos y cuesta dinero, al igual que el posterior revelado e impresión de las fotos en papel. «Antes de cada disparo, el espectador tiene que lidiar intensamente con la fotografía. La imagen se crea en el momento de tomar la foto y no solo durante el procesamiento posterior», explica Wollstein. Esto incluye la selección de la sección que se quiere fotografiar, así como el ajuste del tiempo de exposición y la apertura antes de disparar.
Entre las cámaras analógicas, Wollstein recomienda la serie OM de Olympus, ya que es pequeña y compacta, ofrece buena calidad, tiene una amplia gama de objetivos y es económica, mientras que las cámaras analógicas de Nikon y Canon son igual de buenas, pero más caras. «Si se desea una cámara analógica, deberá ser una sin autofoco ni sistema automático. Solo un fotómetro debería estar integrado en la cámara».
El fotógrafo alemán Marwan El-Mozayen también aprecia el purismo y la alta calidad de la fotografía analógica. «A muchos fotógrafos les encanta la experiencia táctil de una cámara clásica con su carcasa de metal. Tiene un cierto valor», asevera el editor de la revista internacional de fotografía «Silvergrain Classic».
El-Mozayen destaca las marcas Hasselblad, Rolleiflex, Canon, Nikon, Minolta y Leica entre los fabricantes clásicos de cámaras analógicas. Este tipo de cámaras se pueden encontrar en mercados online y casas de subastas, así como en tiendas de fotografía especializadas. Estas son también las direcciones a las que se puede recurrir en caso de necesitar una reparación o piezas de repuesto. El portal del proyecto finlandés «camerarescue.org» también ofrece ayuda a la hora de reparar, revisar o rescatar cámaras analógicas.
Para el cuerpo de la cámara, Daniel Wollstein recomienda un objetivo estándar rápido (50 mm) y un objetivo gran angular con una distancia focal fija de 28 mm. «Con un objetivo de 50 milímetros, se obtiene la menor distorsión y se aprende a apreciar las perspectivas», asevera.
Wollstein compra sus películas a mayoristas de fotografía o en mercados online. Pero incluso hay droguerías que siguen teniendo películas analógicas y ofrecen un servicio de revelado y fotografía. «La calidad suele ser buena», afirma el fotógrafo. «Pero si se quieren escaneos o copias de primera calidad, es mejor recurrir a un laboratorio profesional».
En Alemania solo quedan unos pocos laboratorios fotográficos analógicos, la mayoría de ellos en las grandes ciudades. En otros países de la Unión Europea hay laboratorios que ofrecen sus servicios analógicos por correo.
Angelika Görner es fotógrafa y dirige un servicio de laboratorio fotográfico en la ciudad alemana de Dresde. Se ha dado cuenta de que la fotografía analógica está siendo redescubierta por los jóvenes: «Están probando las cámaras analógicas y descubriendo sus ventajas», asegura. Entre los motivos cita además la desaceleración, así como la producción de piezas únicas y un número manejable de fotos, cuando de otro modo la gente está disparando fotos digitales de manera inflacionaria.
Un gran atractivo reside en la concentración en cada imagen individual y en la recuperación de un antiguo oficio, añade Görner: «En la fotografía analógica, no existe la posibilidad de hacer varias fotos de un motivo al azar. Hay que pensárselo bien antes de cada toma».
En lo que respecta a las películas en blanco y negro, la fotógrafa Görner considera que la Ilford HP5 está a la cabeza con una buena relación calidad-precio, siendo las Kodak 400T-Max o Kodak 400TX también una buena opción, aunque sean más caras. En cuanto a las películas en color, prosigue, a algunos les gusta utilizar la económica Kodak Gold, otros la algo más cara Kodak Portra con ISO 400.
Fuji también sigue ofreciendo rollos de película en color, pero la gama de películas en blanco y negro es más amplia en general. Adox, Agfa, Forma y Orwo siguen produciendo películas en blanco y negro o vuelven a hacerlo. Para el revelado en casa, por ejemplo, hay cajas especiales de laboratorio que se pueden comprar y que permiten prescindir de un cuarto oscuro.
Las nuevas películas de fotografía con efectos, como las de Lomography, también son interesantes, señala Angelika Görner. Su consejo general es probar primero diferentes marcas y tipos y luego decidir cuál ofrece los mejores resultados.
La sensibilidad ISO es la capacidad que tiene el sensor de la cámara para captar luz. Cuanto más alto sea el valor, más sensible a la luz será la película. Y cuanto más sensible es una película, más margen de maniobra tienen los fotógrafos con la apertura y la velocidad de obturación.
La mayoría de los fotógrafos elige una película con ISO 400, explica Görner. Una atracción especial para algunos: cuanto mayor sea la sensibilidad de la película, más granulada será la foto. Según la experta, eso también depende siempre de la exposición, el aumento, el proceso de revelado y el papel.
Marwan El-Mozayen también ve una tendencia estable hacia la fotografía analógica. «El interés por los negativos y el papel ha permanecido intacto desde hace más de diez años, tanto entre los aficionados como entre los profesionales», afirma. El fotógrafo destaca como sorprendente el hecho de que muchos de los fotógrafos analógicos actuales hayan nacido en torno a la década de 2000, por lo que crecieron con la tecnología digital y solo descubrieron la fotografía analógica por sí mismos más tarde.
El-Mozayen describe así el atractivo de la tecnología: con las cámaras analógicas, el fotógrafo ve la imagen directamente a través de un visor, sin distorsión y sin mirar una pantalla. Además, las fotos analógicas tienen un aspecto muy singular.
Y para tomar fotografías analógicas hay que conocer además los fundamentos de la fotografía. «Para el fotógrafo, cada foto es un reto; antes de disparar tiene que tomar una decisión, porque solo puede tomar la foto una vez», explica Marwan El-Mozayen.
El resultado es bueno o inútil, puntualiza: «Es una filosofía de trabajo diferente. Los fotógrafos tienen que trabajar de forma más concentrada y precisa. El carrete fotográfico no perdona la dejadez».
Por Fabian Hoberg (dpa)