Wiesbaden (Alemania), 22 feb (dpa) – Alemania registró un aumento de la tasa de inflación en enero del 8,7 por ciento interanual, confirmó hoy la Oficina Federal de Estadística (Destatis).
«Estamos observando subidas de precios en muchos bienes y, cada vez más, también en los servicios. Sin embargo, el aumento de los precios de la energía y los alimentos fue especialmente notable también en enero para los hogares», señaló la presidenta de Destatis.
Así, los hogares pagaron un 36,5 por ciento más interaunal por la energía. Los precios del gas natural subieron un 51,7 por ciento, y los de la calefacción urbana, un 26 por ciento. Los consumidores tuvieron que pagar un 30,6 por ciento más por el gasóleo de calefacción.
La electricidad se encareció un 25,7 por ciento. En las gasolineras, en cambio, hubo signos de cierta relajación. Con un 7,0 por ciento, el aumento del precio del combustible fue inferior a la tasa de inflación general.
Los precios de los alimentos subieron un 20,2 por ciento en enero en comparación con el mismo mes del año anterior, por lo que su tasa de inflación siguió siendo más del doble de la tasa de inflación general.
En comparación con el mes anterior, los precios al consumo subieron un 1,0 por ciento en enero.
Los economistas no esperan una relajación radical de los precios este año. El Gobierno federal prevé una tasa media de inflación del 6,0 por ciento para 2023.
Para el conjunto del año pasado, la Oficina Federal de Estadística publicó hoy una revisión a la baja del aumento de los precios al consumo, que alcanzaron de media un 6,9 por ciento en vez del 7,9 por ciento que se informó inicialmente.
La tasa fue la más alta desde principios de la década de 1970, tras la crisis del petróleo.
Por regla general, Destatis revisa cada cinco años la ponderación y composición de la cesta de la compra para la que los expertos recogen mensualmente los precios de cientos de tipos de bienes. Esto se debe a que cambian los hábitos de consumo y compra de la gente.
En la actual revisión se dio un menor peso al ámbito de la vivienda, que incluye en particular los alquileres, el gasto en viviendas propias y la energía consumida por los hogares. En cambio, los alimentos y las bebidas no alcohólicas recibieron un peso mayor.
El índice de precios al consumo se volvió a calcular a partir de enero de 2020 debido a esta revisión.