(dpa) – En algunos países ir al sauna es sumamente habitual, sobre todo en invierno. En Alemania, por ejemplo, las reglas para ingresar son muy claras: toalla sí, traje de baño no.
Pero no todos están de acuerdo con esta norma y mucho menos si implica tener que sentarse totalmente desnudo o solo envuelto en una toalla sobre la madera.
«Hacer sauna con telas pegadas al cuerpo no es higiénico, ya que en las ropas hay bacterias coliformes», opina el director de la asociación alemana de saunas Rolf-Andreas Pieper, quien sabe que las costumbres varían de país en país y que en muchos sitios del mundo ir al sauna en traje de baño no genera burlas como en Alemania.
Sin embargo, Pieper está convencido de que vestir una bikini o una sunga en el sauna puede fomentar malas costumbres. En el peor de los casos, los que ingresan en traje de baño en la cabina podrían no estar 100 por cien limpios y sentarse en el sauna sin toalla directamente sobre la madera.
«He visto que lo hacían en Dinamarca», ejemplifica el experto, que señala además que allí las cabinas del sauna están junto a la piscina. «Los bañistas utilizan el sauna para cargar el cuerpo de calor de tanto en tanto», observa Pieper y sostiene que esa no es el objetivo del sanua.
Entre el calor del sauna y la piscina refrescante
En el sauna se produce una importante desinfección térmica. Cuánto más elevadas son las temperaturas y cuanto más alto esté el banco dentro de la cabina, menor capacidad de supervivencia de gérmenes y bacterias, dice el experto.
Pese a esta realidad, ingresar bacterias coliformes en el traje de baño sigue siendo en palabras del especialista «poco apetitoso».
Pero el verdadero problema está en el paso de la sauna a la piscina refrescante, porque si bien los que visten traje de baño también se duchan al salir del sauna, la ducha no basta.
En la tela quedan bacterias y esas bacterias van a dar al agua ni bien su portador salta en la piscina. La solución: quitarse el traje de baño al salir del sauna, limpiarlo muy bien, luego volvérselo a poner y solo entonces pasar a la piscina. «Pero me atrevo a decir que nadie lo hace», dice Pieper.
Cada país con sus cotumbres
Una cosa es la higiene, la otra, el pudor. En Alemania, Austria, Bélgica, Polonia, Holanda y en algunas regiones de Suiza las mujeres y los hombres comparten desnudos un mismo sauna.
En cambio en Francia, Inglaterra y Noruega todos suelen ir en traje de baño cuando el sauna es mixto. Son países en los que no existe una gran cultura de sauna y que disponen de pocas instalaciones, comenta Pieper.
En Suecia, por tomar otro ejemplo, es muy habitual hacer uso desnudo de los saunas públicos, pero están separados por género, tal como en Finlandia, donde los saunas públicos están mayormente en natatorios y cuentan con espacios separados para damas y para caballeros.
En aquellos casos en que hay únicamente un sauna, sea en un hotel o cerca de un lago, los hombres y mujeres suelen repartirse según el día o por horarios o, en caso contrario, hacen uso del sauna en traje de baño, explica Carita Harju, directora de Sauna from Finland, que nuclea a los productores finlandeses de saunas y de accesorios para saunas.
¿Mezclados y desnudos? Harju dice que en Finlandia eso solo se da en los saunas instalados en las casas y únicamente entre miembros de una familia. Es más, incluso en el círculo familiar no suelen mezclarse las personas de diferentes sexos y diferentes generaciones.
Para Harjuu fue todo un shock ir a un sauna público en Alemania. «No sabía que existían otras costumbres y no estaba preparada. Fui en traje de baño y allí alguien de pronto me dijo que al sauna solo se podía ingresar desnudo», recuerda.
Las causas de la laxitud alemana
¿A qué se debe que los alemanes sean tan relajados con su desnudez? Pieper considera que los orígenes pueden ser económicos. En la década del 70 los operadores de sauna vieron que tenían la opción de instalar cabinas para hombres y otras para mujeres, pero evidentemente también vieron que eso duplicaría el gasto: dos cabinas, dos áreas de descanso, dos piscinas para refrescarse sería mucho más costoso. La otra opción era instalar un único sauna y tener un horario para cada género.
Sucedió entonces que la instalación dividida por género era demasiado cara y que dividir los horarios por género era poco lucrativo debido a la falta de un gran público para la actividad, explica Pieper, quien sostiene que ese fue el motivo por el que la cultura local tendió a que hombres y mujeres compartieran el sauna desnudos.
Por Geraldine Friedrich (dpa)