Berlín, 19 ago (dpa) – La preocupación en el ámbito de los clubes nocturnos de la capital alemana, Berlín, va en aumento de cara al próximo otoño europeo, ante la falta de personal, los precios que se disparan y la continuación de la pandemia de coronavirus.
Ya desde hace algunos meses que puede volverse a bailar en los clubes de la ciudad, mientras que la vida se palpita nuevamente en numerosas de sus esquinas. Pero, entretanto, las autoridades ya discuten una obligatoriedad de las mascarillas a partir del otoño.
«Marchamos con un miedo gigantesco al otoño, porque los augurios son totalmente desfavorables», asegura la jefa de la asociación de clubes, Pamela Schobess.
En ese sentido, detalla que la primavera y el verano fueron de todo menos redondos, ya que se registró un exceso de eventos.
«La gente ya no sale tanto, y algunos también tienen miedo de moverse en locales», comenta Schobess. Asimismo el dinero se volvió un factor importante. «Mucha gente teme por los precios crecientes de la energía».
Además, el sector perdió empleados durante la pandemia. Ante la insegura perspectiva en otoño, comenta Schobess, también resulta difícil volver a atraer a las personas a sus puestos de trabajo.
Su colega Robin Schellenberg se manifiesta en términos similares y cuenta que los trabajadores se fueron cambiando a otros rubros. Incluso, apunta, a las cajas de los supermercados, lo que antes era considerado mucho menos atractivo.
Y Schellenberg añade que algunos también aprendieron a disfrutar el hecho de no tener que trabajar más de noche.
Schellenberg dirige el «Klunkerkranich» en la cubierta de un aparcamiento en el distrito de Neukölln. Dado que algunas cosas se han encarecido, explica, también tuvieron que aumentar el precio de las entradas.
Según señala, ellos tuvieron la suerte de todavía contar con algunos fomentos durante este año, pero miran con preocupación hacia 2023.
Su impresión es que las personas salen menos y que además se deciden a hacerlo de manera más espontánea. Asimismo los vecinos reaccionan de manera más sensible ante el ruido. «La calma fue considerada muy atractiva por muchos», indica.
Muchas personas del rubro se preguntan cómo continuará la situación. ¿Se convertirá en algo mucho más caro visitar clubes? ¿Quedarán directamente excluidas las personas que no pueden afrontarlo? ¿Y qué pasará si las cifras de infectados por coronavirus aumentan fuertemente? Aún quedan muchos interrogantes por responder.