Lübeck (Alemania), 20 sep (dpa) – La empresa emergente alemana Bluu Seafood planea lanzar pronto al mercado palitos de pescado realizadas a partir de células madre cultivadas en un laboratorio.
Según Hans-Georg Höllerer, vicepresidente de la compañía con sede en Lübeck, en el norte del país, ya ha comenzado el proceso de aprobación, por lo que estima que los primeros productos de la piscifactoría de la empresa podrían estar disponibles en Europa a principios de 2025.
«Tomamos células madre del tejido de truchas o salmones vivos y las dejamos madurar en una solución nutritiva hasta convertirlas en células musculares», explica Höllerer.
Agrega que, a continuación, se las coloca en un biorreactor con colágeno o polisacáridos. «Esto crea una estructura de fibras musculares que, enriquecida con proteínas vegetales, se puede procesar dándole forma de albóndigas o palitos de pescado», detalla Höllerer.
Según la empresa, las células se obtienen a través de una biopsia, es decir de la extracción de tejido de peces vivos o recién sacrificados.
«Se trata de un proceso único», subraya Höllerer. «Como creamos una línea celular inmortalizada, las células pueden crecer y dividirse indefinidamente. Así podemos producir cualquier cantidad de producto sin tener que matar nuevos peces».
Höllerer destaca que, además, el pescado cultivado está libre de microplásticos, fármacos o metales pesados, a diferencia del capturado en la naturaleza o el criado en las piscifactorías.
Bluu Seafood se fundó en 2021 como una escisión del Centro de Desarrollo Fraunhofer de Biotecnología Marina y Celular (EMB) de Lübeck.
Charli Kruse, director del centro, explica que la entidad lleva años investigando el cultivo de productos alimenticios de origen celular.
«Desarrollamos la primera patente de alimentos basados en células de carne en 2004», indica. «Cultivar células de peces no es más difícil que cultivar células de mamíferos. Simplemente hay más experiencia con ellos», aclara Kruse.
Por su parte, el fundador y gerente de Bluu Seafood, Sebastian Rakers, apunta que la producción aún tiene lugar a escala de laboratorio. «Pero estamos planeando establecer una planta de producción en Hamburgo para finales de 2022, donde se pueden cultivar varios cientos de kilogramos de biomasa al mes».
Rakers reconoce que los costes de producción siguen siendo un problema, por lo que se intenta optimizar los procesos.
«De momento, la producción de un kilo de biomasa cuesta unos 100 euros (100 dólares), de los que aproximadamente la mitad se destinan a la solución de crecimiento para las células», explica.
«Queremos reducir estos costes a aproximadamente un euro por kilo en los próximos cinco años».
La empresa espera que los primeros productos se aprueben y se lancen en 2023, probablemente primero en Singapur porque el proceso de aprobación allí es ya el más definido, observa Höllerer.
«Además, también solicitaremos la aprobación en Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea», añade.
Otras empresas, por ejemplo en Estados Unidos o Asia, también están trabajando en el desarrollo de productos de pescado y marisco basados en células.
En cambio, el biólogo especializado en pesca Rainer Froese, del Centro Helmholtz de Investigación Oceánica Geomar, con sede en la vecina Kiel, no ve con buenos ojos la piscicultura celular.
«La naturaleza ya genera peces de forma totalmente gratuita, que solo tendríamos que capturar de forma sostenible», opina. Según el experto, es sostenible pescar alrededor del 20 por ciento de los peces silvestres disponibles al año, pero actualmente se captura entre el 40 y el 60 por ciento.
En un estudio de 2018 publicado en la revista «Marine Policy», el biólogo Froese y sus colegas del Instituto Geomar concluyen que se podrían capturar más de cinco millones de toneladas más al año en Europa de forma permanente si la pesca fuera sostenible.
«En mi opinión, el pescado producido en base a células madre seguirá siendo un producto de nicho; desde luego, no se puede alimentar al mundo con él», comenta Froese.
Por Eva-Maria Mester (dpa)