Berlín, 12 sep (dpa) – La ministra alemana de Relaciones Exteriores (RREE), Annalena Baerbock, consideró hoy que la política exterior feminista que está impulsando es un enfoque central para la aplicación internacional de los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho.
«Los derechos de las mujeres son una vara para medir el estado liberal-democrático de nuestras sociedades», dijo la política del partido Los Verdes en una conferencia internacional celebrada en el Ministerio que dirige en Berlín.
Baerbock declaró que era importante incluir activamente los derechos de la mujer en la agenda internacional, incluso durante la Asamblea General de la ONU que se celebrará la semana que viene en Nueva York.
En la conferencia participaron colegas de Baerbock procedentes de México, Ruanda, Albania, Luxemburgo, Noruega y Suecia, donde la política exterior feminista ya desempeña un papel importante. Suecia está considerada como pionera de la política exterior feminista.
Se espera que el Ministerio alemán de Relaciones Exteriores presente las directrices de la política exterior feminista en la primavera de 2023.
Baerbock dijo que el tema central son los derechos y la representación de las mujeres, así como los recursos correspondientes. «No vemos a las mujeres y las niñas como víctimas, sino como parte de la solución. Como actores cruciales a la hora de negociar acuerdos de paz o de proteger mejor a su país de los daños climáticos», subrayó.
Y agregó que la política exterior feminista no es un apéndice «sino una forma de actuar que recorre toda nuestra política exterior y de seguridad».
La ministra dijo que era necesario tener largo aliento para aplicar la política exterior feminista. «Los vientos en contra soplan muy, muy fuerte y a menudo en nuestra cara».
«No todo el mundo aplaudió de inmediato» en Alemania cuando se inició la política exterior feminista, destacó Baerbock. Sin embargo, subrayó, «lo que no te mata, te endurece», sobre todo sabiendo que se está «luchando por la causa correcta».
Como ejemplos de proyectos de política exterior feminista, Baerbock mencionó al Chad, donde Alemania apoya a las mujeres como mediadoras en los conflictos entre agricultores y pastores. O Irak, donde se promueve la participación de las mujeres en la prevención de conflictos.
Baerbock citó un estudio de la consultora de gestión McKinsey, que ya calculó en 2015 que la participación igualitaria de las mujeres en el mercado laboral mundial podría aumentar el producto interior bruto global en un 26 por ciento en diez años.
Esto bastaría para sacar de la pobreza a grandes partes del mundo, por tanto, indicó, es una «locura económica» negar a las mujeres la igualdad de participación.