Múnich, 4 jun (dpa) – Los servicios de emergencia de Alemania consiguieron levantar hoy con ayuda de dos grandes grúas el primer vagón descarrilado en el grave accidente ferroviario que se produjo el viernes cerca de la localidad alpina de Garmisch-Partenkirchen y que dejó cinco muertos.
Con ello se confirmó el mayor temor: que hubiese más víctimas atrapadas entre los restos del tren. Mientras que una persona murió de camino al hospital el viernes, los cuerpos de otras tres mujeres fueron recuperados esta mañana.
El quinto fallecido es un varón y solo pudo ser hallado tras alzar el vagón. La Policía no confirmó los rumores de que podría tratarse de un menor de edad. Un portavoz de la Policía actualizó a 40 el número de heridos, tres de ellos graves.
Aunque en estos momentos la Policía no cree que haya más muertos, no se puede descartar por completo porque aún hay unos siete desaparecidos. La esperanza es que no estuviesen en el convoy o que se encuentren entre los heridos graves.
El primer ministro de Baviera, Markus Söder, se acercó al lugar de la tragedia, al igual que el ministro federal de Transportes, Volker Wissing, que acudió junto con el jefe de la empresa de ferrocarriles Deutsche Bahn, Richard Lutz.
Wissing aseguró que se realizará una investigación exhaustiva y Lutz expresó su conmoción por las víctimas.
La retirada de los vagones gravemente dañados está resultando muy difícil porque están «retorcidos y deformados», indicó un portavoz de la Policía. Cuando se confirme que no hay más víctimas se procederá a su retirada.
Sigue sin estar clara la causa del accidente, aunque se supo que fue interrogado el conductor del tren. La única certeza hasta ahora es que no hubo colisión con otro vehículo.
«Sobre el terreno, todos los expertos opinaron que la causa más probable es un defecto técnico en la vía o en el tren», dijo hoy a dpa el ministro de Transportes de Baviera, Christian Bernreiter.
El accidente se produjo a mediodía del viernes y descarrilaron varios vagones de dos pisos, que se deslizaron por un terraplén y fueron a parar junto a una carretera.
En el tren viajaban unas 140 personas, entre ellos niños. Algunas de las víctimas sufrieron heridas graves y tuvieron que ser operadas de urgencia. Fue uno de los accidentes ferroviarios más graves de los últimos años en Alemania.
El presidente federal del país, Frank-Walter Steinmeier, reaccionó «con gran consternación»: «Mis pensamientos están con los heridos y todos los familiares en estas horas difíciles», dijo en un comunicado. «Quiero agradecer a todos los policías y socorristas su incansable e importante esfuerzo».