Niamey, 14 abr (dpa) – La ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, llamó hoy a la lucha internacional contra la inminente crisis por el hambre en África, durante una visita a Níger.
«Los vemos y los escuchamos y tenemos una responsabilidad para lograr dominar de alguna forma este huracán de crisis», dijo en vista de la explosión de los precios de los alimentos como consecuencia de la guerra en Ucrania y los cada vez mayores efectos del cambio climático en África.
Durante una visita a un proyecto de Naciones Unidas para los refugiados en el asentamiento de Ouallam, Baerbock afirmó que los efectos de la crisis climática pueden ser reducidos al menos en cierta medida con ayuda internacional.
«Como Estados industriales debemos aumentar claramente esta ayuda internacional en las próximas semanas para evitar una crisis causada por la hambruna aquí», indicó.
Añadió que, en el mediano plazo, hay que asegurarse de trabajar junto a los sectores de la educación, la agricultura y la política de seguridad en la lucha contra las crisis en África occidental.
«Aunque haya una guerra en medio de Europa, vemos que aquí confluyen diferentes crisis», declaró la ministra. Señaló que la crisis climática agrava los conflictos regionales y la ya de por sí desoladora situación social en el país.
El asentamiento, construido con ayuda del Ministerio alemán de Cooperación Económica y Desarrollo al norte de la capital de Níger, Niamey, está destinado a las víctimas que huyen o fueron desplazadas debido al terrorismo. La idea es que puedan comenzar allí una nueva vida en vez de tener que vivir en campamentos de refugiados.
Unos 1.250 niños asisten a clases en el asentamiento, el 51 por ciento de los cuales son niñas. Baerbock llevó pelotas de fútbol, útiles para pintar y hebillas para el pelo para los niños y niñas.
Además, en un proyecto de agricultura cercano al asentamiento, Baerbock observó de cerca métodos de cultivo con los que se intenta producir alimentos en medio de condiciones climáticas cada vez más difíciles.
Para hacerse una idea de lo duro del trabajo que muchas mujeres llevan a cabo con 50 grados centígrados de calor, la ministra cargó sobre su espalda un palo de madera con dos baldes en los extremos, cargados con melones, gesto que fue bien recibido por las mujeres de Ouallam.
En su camino hacia el asentamiento, la ministra detuvo su convoy para observar de cerca las consecuencias del cambio climático en Níger. El país enfrenta actualmente lluvias de una intensidad inusitada en combinación con sequías cada vez más frecuentes.
Las predicciones relacionadas con el cambio climático para el país indican que registrará aumentos en las temperaturas de hasta cinco grados centígrados para fines de este siglo, así como periodos de calor cada vez más largos.
Níger, una ex colonia francesa, es uno de los países más pobres del mundo. Con 23 millones de habitantes, se encuentra en el último lugar del índice de desarrollo humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que abarca 189 países.