Múnich, 8 dic (dpa) – Activistas climáticos del grupo «Letzte Generation» (Última Generación) bloquearon hoy una de las dos pistas del aeropuerto de Múnich como acción de protesta e intentaron sin éxito hacer lo mismo en Berlín (BER).
En Múnich la terminal aérea volvió a funcionar con normalidad después de que los manifestantes se pegaran a la pista en torno a las 11:00 de la mañana (10:00 GMT). «Fueron retirados muy rápidamente por la policía federal», dijo un portavoz del aeropuerto, que precisó que también fueron detenidos.
Según se explicó en un comunicado, no se produjeron cancelaciones de vuelos y tan solo algunos vuelos sufrieron retrasos, gracias a que la pista sur se mantuvo en funcionamiento en todo momento.
La protesta afectó el tráfico aéreo durante unos 45 minutos, informó en Twitter el aeropuerto, y añadió que pudo evitarse que los activistas también bloquearan la pista sur.
En una acción simultánea, «Letzte Generation» intentó también paralizar por segunda vez la actividad en el aeropuerto de Berlín, pero la policía lo evitó.
«Reaccionamos rápidamente», declaró una portavoz al dar por finalizada la operación policial. Detalló que, en la acción de protesta, dos activistas lograron acceder a la zona de seguridad del aeropuerto y se pegaron al suelo, mientras que otros seis no pudieron llegar a entrar al recinto.
La portavoz informó que las operaciones de vuelo del aeropuerto de la capital alemana no se vieron afectadas.
La presencia de las fuerzas policiales se ha reforzado en las instalaciones tras el bloqueo que se produjo el 24 de noviembre por una protesta realizada por el mismo grupo que paralizó los vuelos durante dos horas.
«Letzte Generation» reivindicó en la red social Twitter la acción en ambos aeropuertos.
Por su parte, el ministro de Economía, Robert Habeck, criticó las acciones de los activistas. Pese a justificar las protestas contra la destrucción del medio ambiente o el clima, el ministro ecologista antepuso que estas deben elegirse «de forma que la aceptación a favor de la protección del clima no peligre entre la población».
También el titular de Transporte, Volker Wissing, se mostró contrario a las protestas. «Con sus manejos delictivos, los activistas de la ‘Última Generación’ están poniendo en peligro el consenso social», consideró.
«Una democracia decide sobre la base de mayorías y no puede ser chantajeada», añadió al defender que el Estado debe «defenderse de manera resuelta».
Los activistas, que recientemente han bloqueado con frecuencia carreteras en Múnich y Berlín, exigen al Gobierno alemán una mayor protección del clima y reclaman, entre otras cosas, un límite de velocidad de 100 kilómetros por hora en las autopistas y un billete de tren de 9 euros (9,46 dólares) válido para todo el territorio alemán.
Los más conocidos son los del llamado grupo Última Generación, con sede en Berlín. Sus miembros se han pegado a cuadros en museos, han organizado bloqueos callejeros y ahora también en importantes aeropuertos.
Especialmente desde la acción del aeropuerto de Berlín aumentaron los llamamientos a endurecer las consecuencias para los manifestantes que alteran el orden público y muchos activistas han sido detenidos y se enfrentan a cargos penales.
El canciller alemán, Olaf Scholz, dijo tras el primer incidente en el aeropuerto de Berlín que las acciones eran «extremadamente peligrosas».