Colonia/Berlín, 22 ago (dpa) – Tocó junto a Benny Goodman, John Coltrane y Chick Corea. Rolf Kühn se subió al escenario junto a los más grandes del jazz pero era un músico de perfil más bien bajo. El clarinetista alemán de 92 años, nacido en la ciudad de Colonia, murió a los 92 años en Berlín, según se informó hoy.
«Rolf quedará por siempre en el recuerdo como el artista y persona inspiradora, suave, innovadora y joven que era», dijeron hoy la esposa de Kühn, Melanie, su hermano, la agencia Jazzhaus Artists y el sello Edel/MPS. «Vivió una vida completa que estuvo dedicada hasta el último de sus días a la música, la cultura y los amigos», señalaron. De acuerdo con las informaciones, Kühn murió el 18 de agosto pasado.
Kühn había nacido como hijo de un acróbata el 29 de septiembre de 1929 en Colonia y se crió en la ciudad de Leipzig, en el este de Alemania. En realidad, quería suceder a su padre y por eso entrenaba durante todo el día de niño.
Para darle más gracia a los números acrobáticos, su padre comenzó a incorporar distintos instrumentos. Kühn probó con el acordeón, el piano, el saxofón y la guitarra hawaiana, todo con un entusiasmo moderado. Con el clarinete, en cambio, fue «amor a primer oído», como contó hace un tiempo en una entrevista con dpa.
Tuvo que tomar clases de música en secreto: su madre era judía y su estanco fue destruido en la noche del pogromo nazi de 1938. A Rolf Kühn no le permitieron asistir al conservatorio.
Durante su formación más bien clásica, fue un disco de Benny Goodman el que hizo que se entusiasmara con el jazz. A los 17 años logró su primera fecha, y en 1950 comenzó su carrera en la orquesta RIAS de Berlín. Ya en sus tiempos como músico joven desarrolló un tono cálido, luminoso, que los críticos describieron como inconfundible.
De Berlín se mudó a Nueva York en 1956. Allí, el pianista Friedrich Gulda, un conocido de Berlín, le presentó al productor John Hammond, quien ya había trabajado con Benny Goodman, Count Basie y Billie Holiday. Hammond posibilitó que el alemán grabara su primer disco y lo envío de gira a lo largo de la costa este y hasta los estados del sur con su cuarteto fundado poco antes.
De regreso en Nueva York conoció pronto a todos los grandes de la escena y tocó en los clubes más importantes. El que haya logrado tener éxito en la muy crítica «patria del jazz» fue descrito por el clarinetista como una mezcla de «suerte y una ambición muy marcada».
En 1962 regresó a Alemania, donde se convirtió en director de la orquesta televisiva de la emisora NDR. Además, comenzó a trabajar como director y compositor. Escribió música para cine y televisión y fue director musical de distintos teatros.
El hermano de Rolf Kühn 14 años menor, el pianista Joachim Kühn, también se mudó en 1966 a la entonces Alemania Occidental, donde se presentaron juntos una y otra vez.
Rolf Kühn fue elegido tres veces el mejor clarinetista en el concurso de jazz europeo. En 2011 obtuvo el premio alemán Echo, que se entrega anualmente a los artistas con más éxitos de ventas a nivel nacional por la asociación de compañías discográficas Deutsche Phono-Akademie. En 2018, en tanto, recibió el German Jazz Trophy.
Por Rabea Gruber (dpa)