(EP) – Un tribunal federal de Estados Unidos ha imputado al excomandante talibán Hayi Nayibulá por los asesinatos de tres militares estadounidenses y su intérprete afgano en 2008, en lo que supone la apertura de un nuevo procedimiento contra el antiguo miliciano, previamente acusado de varios cargos de terrorismo.
Nayibulá, de 45 años de edad y conocido también como Nayibulá Naim, Abú Tayeb, Aquitulá y Nesar Ahmad Mohamad, había sido acusado previamente del secuestro del periodista estadounidense David Rohde y dos ciudadanos afganos en 2008. Ahora, se le han imputado los asesinatos de los sargentos Matthre Hilton, Joseph McKay y Mark Palmateer, así como de su intérprete afgano, en un ataque ocurrido en junio de 2008, así como del derribo de un helicóptero estadounidense en octubre del mismo año.
Nayibulá fue detenido en Ucrania en octubre de 2020, y extraditado ese mismo mes a Estados Unidos, donde lleva desde entonces bajo custodia federal, como «líder de un cruel grupo de insurgentes talibán que aterrorizaron a parte de Afganistán y atacaron a los militares estadounidenses», ha declarado la fiscal del distrito Sur de Nueva York, Audrey Strauss.
Los cargos se refieren a la etapa del imputado como comandante talibán en la localidad de Jaghato, provincia de Wardak, próxima a la capital, Kabul, donde tenía bajo sus órdenes a más de un millar de combatientes talibán y ejercía tanto de engranaje con la cúpula talibán como de portavoz ocasional en la zona.
Durante esa época, Nayibulá y los talibán «ejecutaron ataques con la intención de matar a tropas estadounidenses y afganas», entre ellos el que acabó con la vida de los tres militares y su intérprete, ocurrido en la población de Sayed Abad, donde un grupo de talibán lanzó un ataque con bombas, granadas autopropulsadas y armas automáticas contra el convoy en el que viajaban. En lo que al derribo del helicóptero se refiere, ninguno de sus tripulantes resultó herido –aunque los talibán aseguraron que el ataque había costado las vidas de todos sus ocupantes–.
En lo que se refiere al secuestro de Rodhe, el reportero fue capturado junto con otro periodista afgano, Tahir Ludin, y el chófer de ambos, Asadulá Mangal. En junio de 2009, los dos periodistas consiguieron escapar del lugar donde les retenían, una base talibán en la zona de Waziristán Norte, en Pakistán, tras saltar en mitad de la noche desde la ventana de un segundo piso hasta llegar a un puesto de paramilitares paquistaníes.
Estos hechos se traducen en acusaciones de proporcionar apoyo material para actos de terrorismo, conspiración para el uso de armas de destrucción masiva, asesinato de ciudadanos estadounidenses y secuestro, hasta conformar un total de 13 cargos que podrían acarrear la cadena perpetua para el acusado, de acuerdo con la legislación norteamericana.