(EP) – El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha denunciado este martes el posible «adoctrinamiento» al que estarían siendo sometidos niños de hasta 5 años en algunas de las áreas más remotas de Mozambique para luchar del lado de los grupos islamistas que desde hace más de tres años operan en el norte del país.
El portavoz de UNICEF, James Elder, ha contado que existe «material de video no verificado» en el que se puede ver a «niños secuestrados de tan solo cinco años manejando armas y siendo adoctrinados para pelear» en lo que parece «un campo de entrenamiento abandonado», que podría estar situado en Cabo Delgado, la provincia en la que los islamistas se han hecho fuertes.
Cabo Delgado es escenario desde octubre de 2017 de ataques obra de milicianos islamistas conocidos como Al Shabaab, sin relación con el grupo homónimo que opera en Somalia y que mantiene lazos con Al Qaeda. Desde mediados de 2019 han sido reivindicados en su mayoría por Estado Islámico en África Central (ISCA), que ha recrudecido sus acciones desde marzo de 2020.
Elder ha explicado este martes ante los medios que tras comparar los relatos de muchas de las familias que han denunciado el secuestro de sus hijos con el trabajo de campo del personal de Naciones Unidas «hay pocas dudas de que estos grupos armados están reclutando niños a la fuerza».
El portavoz de UNICEF ha recordado que el reclutamiento y la utilización de menores de edad en conflictos armados es una grave violación del derecho internacional y ha pedido a la comunidad internacional tomar «todas las medidas posibles» para lograr que sean «desmovilizados» y a su vez «se les proporcionen todos los servicios de protección adecuados para su reintegración social».
Estos niños, señala, «deben ser tratados como víctimas», pues para ser obligados a tomar las armas, antes han sido sacados de las escuelas y es probable que hayan estado expuestos a todo tipo de violencias, entre ellas las de índole sexual.
Entre los ataques de ISCA figura el ejecutado en marzo contra la ciudad de Palma, que desencadenó unos enfrentamientos que se extendieron hasta principios de abril y provocaron decenas de miles de desplazados, que no pudieron recibir ayuda humanitaria debido a que la localidad quedó completamente bloqueada.
Ante esta situación, tanto Ruanda como la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) aprobaron el envío de tropas para ayudar a Mozambique a hacer frente a la amenaza. Desde entonces continúan las ofensivas con avances y retrocesos para ambas partes.
EMERGENCIA ALIMENTARIA
UNICEF y otras agencias de Naciones Unidas, como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han señalado recientemente que no ha sido hasta hace poco cuando han podido acceder a algunas de las regiones del norte de Mozambique afectadas por la violencia y repartir ayuda humanitaria y levantar algunos refugios para los desplazados.
Según los datos que maneja el PMA, la violencia de los fundamentalistas ha dejado solo en el norte de Mozambique unos 730.000 desplazados. Antes de que se intensificaran los ataques a partir de marzo, la ciudad de Palma ya contaba con casi 228.000 personas bajo alta inseguridad alimentaria.
Naciones Unidas y sus socios internacionales prevén que esta cifra aumente hasta los 363.000 a partir de este mes de octubre, cuando da comienza la temporada de escasez.