(dpa) – Con las orejas caídas la perra Socke, mezcla con Podenco, camina silenciosamente por el prado. Tiene un collar protector alrededor del cuello. Socke fue castrada hace pocos días. La protección busca impedir que alcance la herida. Si se lame, las bacterias le pueden generar una infección grave.
Socke proviene de España. Una pareja alemana encontró a la perra muy debilitada, aparentemente abandonada, en las montañas y luego la adoptó. A través de las autoridades protectoras de animales de España, la perra fue castrada antes de volar a Alemania.
De haber nacido en Alemania, no habría sido tan fácil castrarla. Y es que según la ley alemana, esa intervención médica se contrapone a la ley de protección de los animales. «Nadie puede infligir dolor, padecimiento o daño a un animal sin una causa razonable», señala el artículo 1, párrafo 2.
La castración de gatos callejeros es legítima
«Pero hay excepciones», dice la bióloga Ursula Bauer de la asociación protectora de animales Aktion Tier. «Perros y gatos, por ejemplo, pueden ser castrados en Alemania si eso impide una reproducción descontrolada y se busca esterilizar al animal. Ese es el caso, por ejemplo, de los gatos callejeros sin dueño».
Más allá de eso, el veterinario puede utilizar el escalpelo si está en riesgo la salud del perro.
«Si a una perra se le diagnostica un tumor en el útero o los ovarios, la castraríamos. Lo mismo vale en el caso de que el diagnóstico sea diabetes mellitus en una perra, porque las hormonas sexuales tienen una interacción con la insulina que impide regular al animal», dice Axel Wehrend, veterinario experto en medicina reproductiva de una clínica de la ciudad alemana de Giessen.
También en el caso de los llamados perros de trabajo, como los lazarillos, se justificaría una castración, para que el animal no se distraiga con sus instintos sexuales.
Los perros castrados no son más sociables
El veterinario Ronald Lindner niega tajantemente que los perros castrados en general sean más sociables y menos complicados de llevar. Entre otras cosas, Linder da consejos en la televisión alemana.
Es justo al revés. «Machos y hemmbras castradas huelen diferente debido al cambio en la producción de hormonas y muchas veces no son del todo reconocidos por los de su misma especie. Al juntarse, eso puede llevar a tensiones y en el peor de los casos también a conflictos», asegura Lindner.
Los perros inseguros pueden volverse aún más inseguros después de la castración, lo que se manifiesta también en una mayor agresividad. «Ciertos comportamientos aprendidos como la agresión con respecto a los de su especie no ceden, en general, después de la castración», dice Lindner.
La castración química puede ser una alternativa
En caso de duda, el veterinario propone realizar primero una castración química con unos chips que liberan hormonas. Eso se puede revertir. En caso de que esté justificado, siempre se puede realizar luego la castración quirúrgica.
Muchas veces los dueños argumentan que en las perras castradas no se forman o se forman menos tumores en los conductos mamarios.
Pero, señala Axel Wehrend, eso no alcanza como argumento para una intervención, «porque las ventajas se deben cotejar con las desventajas de una castración y además hay que respetar la ley vigente». Agrega que no se puede extirpar ningún órgano sano solo porque el dueño del animal tema que más adelante desarrolle tumores.
Los argumentos a favor de la castración muchas veces no alcanzan
Muchas veces, los dueños interpretan mal cuando un perro «monta» a otro perro. En la mayoría de los casos, ese comportamiento no tiene motivación sexual. «Muchas veces se usa para ‘humillar’ a otro de la misma especie o para reducir estrés en situaciones de conflicto», dice Wehrend.
Hoy en día tampoco se castra para evitar los llamados embarazos psicológicos. «En cierta medida, eso es un comportamiento normal, que el perro asume de su antepasado el lobo», dice Ronald Lindner.
«A las perras que tienden a los embarazos psicológicos habría que mantenerlas más ocupadas», aconseja el veterinario. Además, los dueños deberían quitarles los juguetes que hayan acumulado como reemplazo de cachorros, para evitar que forme su nido.
«Hoy sabemos que los perros castrados tienden a enfermar de ciertos tumores que de lo contrario son poco habituales», dice Axel Wehrend.
Según nuevos estudios, el riesgo de que los perros castrados desarrollen un tumor en el corazón o un hipertiroidismo es ocho veces mayor. «Las perras viejas, a su vez, tienden a la incontinencia». También el sobrepeso suele ser un tema debido a los cambios hormonales. El temperamento, en cambio, no suele alterarse.
Los expertos están de acuerdo: quien quiera vivir con un perro debe aceptar que el animal, como se lo indica su naturaleza, marcará territorio, sentirá interés por las perras y, en el caso de las perras, que entrarán en celo dos veces al año.
Las autoridades parten de la base de que los dueños tienen bajo control a los animales, aun cuando con la primavera se vuelvan más perceptibles sus instintos.
Un dato importante: al contrario de la esterilización, en la que a las hembras se extirpan las trompas de falopio y a los machos los cordones espermáticos, en una castración se extirpan todas las glándulas sexuales. En las perras son los ovarios y en los perros, los testículos.
Por Jeannette Hix (dpa)