Colonia, 19 ene (dpa) – El desarrollo de una «rutina del coronavirus», la disminución del miedo a contagiarse y la percepción de que los sacrificios realizados no se ven recompensados socavan el cumplimiento de las medidas gubernamentales de prevención, según un análisis del conocido psicólogo alemán Stephan Grünewald.
El especialista señaló que otra de las razones por las cuales las personas se comporten durante este segundo confinamiento de manera distinta con respecto al primero son las reglas que consideran poco transparentes o inconsistentes.
«Las personas desarrollan entretanto una rutina del coronavirus», comentó Grünewald. En primavera (boreal), puso como ejemplo, muchos quedaron conmocionados por las imágenes terribles procedentes de Bérgamo, en Italia.
Por entonces, recordó Grünewald, se consideraba que se estaba ante una «situación de emergencia», que provocaba temores. En cambio, señaló que hoy en día el coronavirus ya forma parte de la realidad cotidiana de muchos ciudadanos.
Indicó que las diferencias pueden observarse por ejemplo en los distintos comportamientos a la hora de comprar: si en primavera se realizaba un esfuerzo por, en lo posible, resolver todo con una gran compra semanal, actualmente la compra cotidiana se convirtió para muchos en el punto culmen y social del día.
«El paseo diario es considerado como una ebullición colectiva y logra al mismo tiempo conexión con la naturaleza y también con lo social. Sin estas posibilidades de accionar, muchos tienen miedo de volverse literalmente locos con el confinamiento», opinó.
Por lo tanto, el psicólogo germano manifestó que se contempla con extremada preocupación la posibilidad de implementación de toques de queda.
Tras el largo tiempo transcurrido en confinamientos, Grünewald puntualizó que los ciudadanos de todas las edades manifiestan de manera creciente la sensación de «que la vida se les escurre por los dedos, que se están perdiendo de forma irremediable su juventud o las alegrías de la vejez».
Asimismo, hizo notar, las personas perciben como desmoralizador que sus sacrificios no sean coronados por el éxito, ya que la cifra de infecciones continúa siendo elevada.
«Mientras que durante la última primavera las cifras descendieron muy rápidamente y el clima mejoraba mucho, lo que se vivió como un elogio celestial, la gente ahora supone que está en un bucle sin fin en el que las buenas noticias, como el comienzo de la vacunación, se ven inmediatamente opacadas por las malas noticias de las mutaciones del virus», manifestó Grünewald.
Recalcó que por lo tanto esto alimenta un ánimo marcado por la resignación. «La creencia de que la pandemia sería prontamente superada desaparece de forma creciente y el llamamiento a una perspectiva a largo plazo para lidiar con el coronavirus es cada vez mayor», alertó.