Las bombillas LED ofrecen distintos niveles de luz y tonalidades. Elegir el modelo adecuado para cada habitación mejora el ambiente, reduce el consumo eléctrico y alarga la vida útil de la instalación.

Elegir la intensidad según el uso de la habitación
Cada estancia necesita un nivel de iluminación diferente. En salones y zonas de descanso se recomienda utilizar bombillas con una intensidad moderada, suficientes para crear un ambiente cómodo sin resultar excesivamente brillante. Los pasillos y áreas de tránsito pueden funcionar bien con potencias bajas, ya que no requieren iluminación constante ni muy intensa.
La cocina y el baño demandan una luz más clara para facilitar tareas como cocinar, limpiar o maquillarse. En estos casos conviene optar por bombillas LED con mayor potencia o combinarlas con puntos de luz adicionales. En áreas de estudio o trabajo, como despachos o mesas de ordenador, es preferible utilizar iluminación uniforme que evite sombras y ayude a mantener la concentración.
Importancia del tono de luz y el ángulo de apertura
El tono de la luz influye mucho en la sensación de confort. Las bombillas LED cálidas, con valores cercanos a los 2700 K, son adecuadas para dormitorios y zonas de descanso porque generan un ambiente más relajado. Los tonos neutros, alrededor de 4000 K, funcionan bien en cocinas, baños y áreas donde se necesita ver con claridad sin llegar a la frialdad de los tonos muy blancos.
El ángulo de apertura también es un factor a tener en cuenta. Un ángulo estrecho concentra la luz en un área concreta, útil para iluminar cuadros, estanterías o rincones específicos. Un ángulo amplio distribuye mejor la luz general y es más recomendable para espacios abiertos o salones.
Compatibilidad, consumo y vida útil
Antes de comprar una bombilla LED, conviene revisar el tipo de casquillo para asegurarse de que encaja en la lámpara o plafón existente. Los modelos más comunes son E27 y E14 en bombillas tradicionales, y GU10 en focos. También es importante comprobar si la instalación es compatible con reguladores de intensidad. No todas las bombillas LED son regulables, por lo que es necesario verificarlo en el embalaje.
Las bombillas LED consumen menos energía que las incandescentes o halógenas y tienen una vida útil mayor. Para aprovechar estas ventajas, basta con elegir modelos de calidad con certificación energética adecuada. Un consumo bajo no implica peor iluminación; simplemente señala que la bombilla aprovecha mejor la energía.
Seleccionar la bombilla LED correcta permite mejorar la iluminación de cada habitación y reducir el gasto eléctrico diario sin realizar cambios en la instalación.