Eschborn (Alemania), 4 mar (dpa) – El consumo de gasolina volvió a ser mayor en 2022 en Alemania que en los dos años anteriores a pesar de los altos precios del combustible, según las cifras de la Oficina Federal de Economía y Control de las Exportaciones (BAFA).
Al parecer los posibles efectos moderadores de los elevados precios se vieron compensados con creces por la reapertura tras la pandemia de coronavirus y el aumento de la actividad viajera.
Por el contrario, el consumo de diésel se mantuvo en el nivel inferior de los dos años anteriores. En este caso, sin embargo, gran parte de la demanda se debe al tráfico de mercancías con camiones y no a los particulares.
Las cifras de la BAFA no se refieren directamente a las cantidades de gasolina vendidas en los surtidores, sino a las entregas de combustible a nivel nacional, sobre todo a las gasolineras. Sin embargo, esto también permite evaluar la evolución del consumo.
En concreto, en 2022 se suministraron unos 17 millones de toneladas de gasolina. Esto supone 500.000 toneladas más que en 2021, y la diferencia con el primer año de la pandemia, 2020, fue de 737.000 toneladas.
Sin embargo, si se compara la situación con los dos años anteriores al coronavirus, el consumo fue menor: en 2019 se entregaron unos 18 millones de toneladas y en 2018, unos 17,8 millones de toneladas.
En cuanto al diésel, en 2022 se entregaron 34,8 millones de toneladas. En 2021 y 2020, fueron 35 millones y 35,1 millones de toneladas, respectivamente. Antes de la pandemia los valores eran significativamente más altos.
Los elevados precios del combustible sí provocaron un cambio en el tipo de consumo a la hora de repostar: la Super E10, que suele ser unos 6 céntimos (6,39 centavos de dólar) más barata y contiene una mayor proporción de biocombustible, ha ganado el favor de los automovilistas.
Su cuota en las entregas de gasolina fue del 24 por ciento de media durante el año. En 2021 la cifra había sido del 17 por ciento, y en los años anteriores siempre inferior al 14 por ciento.